jueves, 26 de diciembre de 2019

41ª Media Maratón Sevilla Los Palacios

Después de 3 años sin participar, desde el 2015, vuelvo de nuevo a ésta carrera. Ahora mismo se encuentra en horas bajas en cuanto a participación. Casi la mitad de participantes desde ésta última vez que participé en ella. Este declive creo que principalmente es por el elevado precio y por la obligatoriedad de ir a Los Palacios los días antes a recoger el dorsal. Al menos por éstos motivos han sido por lo que yo he dejado de participar éstos años.
Pero en éste me han entrado ganas de volver, sobre todo al enterarme que se podía recoger el dorsal instantes antes de la salida, lo que facilita mucho la logística. Respecto al precio creo que se mantiene, aunque ahora sí que es más barata que otras que sí que han aumentado bastante su precio.

Días antes no sabía si iba a ir acompañado de Pepe y quizás de Angelo, con ellos se hubiera podido ir en dos coches, que es otra de las complicaciones de ésta carrera por tener salida y llegada en sitios distintos. Pero tuve la suerte de encontrarme con Antonio y con Juan, el presidente del Club Maratón Tomares, que me dijeron que el ayuntamiento les ponía un autobús y que podría ir con ellos. Finalmente Angelo y Pepe no vinieron, y a las 9 de la mañana estaba yo en el Polideportivo de Tomares para irme de invitado de los del Club Maratón Tomares y otros amigos para la carrera. Todo un lujazo, una comodidad grandísima, llegar con el autobús a la salida, dejar en él las cosas y tenerlo disponible a la llegada, con tu ropa y para volver. Además de la posibilidad de conocer a gente nueva y muy buena gente. Desde el principio me puse con Matthew y con Kiril, dos músicos de la Orquesta Sinfónica de Sevilla, y corredores, lo pasé estupendamente con ellos.


Luego de recoger el dorsal y dar una vuelta por los alrededores, nos preparamos y nos hicimos unas fotos de grupo junto al autobús, y ya definitivamente para la salida, en la que hacía bastante sol y amenazaba con hacer calor, a lo largo de la carrera. Entre la gente del autobús, niveles de todo tipo. Mis intenciones eran hacer 1h55, para confirmar los tiempos que pude hacer en la pasada carrera de Gines. No pensaba que fuera fácil, también veía alguna posibilidad de mejorarlo un poco 1h54? 1h53 quizás? pero esto ya lo veía como un imposible. Matthew y Kiril iban a ir sobre seguro a acabar sobre las 1h50.

En la zona de salida había marcados algunos cajones, aunque sin control, pero cada uno se ponía mas o menos donde le correspondía. Y en cada uno de los cajones, bastante bien colocados los globos liebre correspondientes. Yo me coloqué entre las liebres de 1h50 y 1h55.


Un poco de nerviosismo en los instantes previos a la salida, por la incógnita de qué sería capaz de hacer, sobre cómo me podría salir la carrera. Justo un par de minutos por encima de las 11 de la mañana se da la salida, que se produce ordenada y suavemente, por un terreno al principio ondulado y ancho, pero que la masa de corredores cubre en su totalidad. Inicio de carrera relajado, dubitativo y bastante conservador, pero al ritmo que voy consigo estar un poco tan solo por detrás de la liebre de 1h50. Esta primera parte algo ondulada, sobre todo al principio, pero carretera bien ancha durante algo más de 5 kilómetros.

Y de repente, y a éste ritmo que me es cómodo y que creo que me puede llevar a 1h55, va y el globo de 1h55 me adelanta. Ya ha pasado el primer kilómetro de carrera y una sensación de decepción se apodera de mí, pero sólo de forma momentánea. De repente empiezo a sentir una excitación grande, ganas de movimiento. No quiero que hoy vaya a ser el día como otros muchos en que no vaya a conseguir éste objetivo. Sin pensarlo mucho, amplío la zancada, y el ritmo se acelera de manera automática.


Esta idea me entró en la cabeza hace algunas semanas. Si consiguiera tener una zancada tan sólo 10 centímetros mayor, la mejora que conseguiría sería grandísima. Claro, aunque a costa de un mayor desgaste. La incógnita a resolver era esa balanza entre la mejora y el esfuerzo, si soy capaz de aguantar ese esfuerzo y conseguir esa mejora, o no. En ese caso convertiría la carrera en un verdadero suplicio. Pero hoy no tenía ganas de ser conservador, me sentía muy valiente e intentar algo que creí imposible en éstos momentos. Quería cambiar mi historia y sentir ese orgullo de hacer algo fuera de lógica. Me retrotraí en recuerdos del mes de abril de 1994, cuando conseguí batir mi marca de Media Maratón en 9 minutos, y precisamente haciendo ésto mismo, ampliando la zancada, corriendo de manera diferente y mucho más rápido. Me daba la sensación de estar viviendo un momento parecido.

Rápidamente, en un abrir y cerrar de ojos, ya había sobrepasado el globo de 1h55, y veía cerca al de 1h50. Pues acompañado de buena música y un par de kilómetros a 5 pelados (como unos 25 segundos por kilómetro más rápido de lo previsto), pasado el kilómetro 3 ya me había puesto a la altura del globo de 1h50, a la par del pelotón que le acompañaba.


Y ahora qué? Me podría haber conformado con mantenerme ahí? Lo lógico hubiera sido mantenerse al lado del globo de 1h50 a un ritmo en torno a 5'10, pero hoy no. No me gusta ir al ritmo que marca un globo y ya me encuentro totalmente desatado, así que sigo al ritmo que traía y ya se verá como termina la cosa. El kilómetro 5 lo paso en 25'50 ya con bastante ventaja sobre el globo. En el avituallamiento cojo agua, pero no tomo la pastilla de Isostar, porque no sé por qué pensaba que en el km 7 había otro avituallamiento.


Poco después entramos ya en la carretera estrecha de La Corchuela que nos llevará hasta Los Palacios. Y justo en esa entrada, veo a Rafa y a Eva que se encuentran viendo la carrera. Mucho tiempo hacía que no veía a ésta buena gente, le choqué fuerte la mano a Rafa. Y rápidamente la carretera se pone un poco empinada hasta llegar a la gran cuesta de antes del km 7. Aquí no tengo más remedio que disminuir la zancada para no morir antes de tiempo, con lo que el ritmo se aminora y sé que el globo me puede volver a dar alcance. Pero luego del gran esfuerzo para llegar hasta arriba no me alcanzó, aunque se aproximó bastante.


A partir de aquí no sabía como reaccionaría, si sería capaz de volver a cambiar de ritmo, pero desde luego hoy estaba siendo mi día y había que aprovecharlo, vuelta a ampliar zancada y de nuevo cojo un ritmo muy bueno, sólo un poco por encima de los 5 minutos. Parece mentira lo mal que estaba de forma hace un año por éstas mismas fechas, que a duras penas podía mantener un ritmo por encima de los 6 minutos. Hay que ver cómo es posible que puedan cambiar tanto las cosas. Y en aquellos momentos no me podía dar cuenta de que lo que me pasaba con mi mal estado de forma realmente era un privilegio, porque la experiencia vivida para remontar este mal estado y llegar a donde estoy ha sido algo espectacular, que no hubiera podido sentir de haber estado hace un año en buena forma.


Entre el kilómetro 9 y 10 se concentra bastante gente, pues es donde se encuentra el parque de La Corchuela. En el km 10 hay control de paso intermedio, éste kilómetro según mi reloj lo paso en 51'38, sigo cogiendo ventaja sobre la finalización en 1h50. Y sigo sin pensar en si podré aguantar o no. Hacerlo es todo un reto para mí, porque desde muy pronto me he puesto a darlo todo. Normalmente el ritmo de crucero es una o dos marchas menos de lo que se puede dar, pero yo ya voy en mi última marcha, pero no me preocupa lo sé y me encuentro fuerte, confío que voy a ser capaz de aguantar hasta el final, pero es un peligro ir tanto a pecho descubierto, con todas las cartas sobre la mesa, no tengo ninguna marcha más ni plan B al que acudir.

Los siguientes kilómetros puedo seguir a mi buen ritmo, poco a poco voy cogiendo a gente, y desde hace rato me parece ver que me voy acercando a Matthew y Kiril, pero tengo dudas si son ellos. Alguna gente también adelanta desde atrás a buen ritmo, pero no tengo problema en mantener el globo a raya, porque voy más rápido que lo que supone el ritmo de 1h50. Entre los que me adelantan aparecen 2 corredores de los Amigos del Parque de Maria Luisa, junto con Jose, vecino mio y también integrante del autobús que nos ha traído a la carrera. Jose corre más que yo, pero ni corto ni perezoso intento que éste grupito no se me escape, así que por momentos los mantengo muy cerca, incluso vuelvo a darles alcance y a igualar su velocidad. Hoy sale todo, y el subidón sigue siendo brutal.


Poco después, sobre el kilómetro 15 después de atravesar la multitud que había animando en el poblado de Adrian; ya sí definitivamente, alcanzamos y rebasamos a Matthew y Kiril, los saludo y sigo para adelante. Por aquí ya me empiezo a dar cuenta, que lo que estoy haciendo es bastante grande, para lo que creí que podría dar en ésta carrera. Empiezo a pensar que incluso podría ser capaz de hacer menos de 1h49. Vuelvo a recordar aquella carrera de hace tantísimos años donde hice mi MMP de Media, y es que las similitudes son muchas, las sensaciones son muy parecidas, a pesar de la diferencia que va a haber de una a otra en tiempo. Son tantas experiencias en ésta distancia de Media Maratón , que es la que más he disfrutado de siempre... Y en ésta misma Media de Los Palacios, sensaciones muy diferentes, como las dos ediciones que acompañé a Merche, o las sensaciones de las primeras medias que hice, todas muy diferentes.

Los Palacios ya empieza a verse a lo lejos, parece ya cerca, pero todavía queda bastante sufrimiento. En el km 17 tenemos un paso elevado sobre una carretera y enseguida ya entramos en el pueblo. El desnivel de éste puente, a estas alturas de la carrera parece una salvajada, aminoro un poco la marcha para no quemarme del todo, y veo como Jose, que iba un poco por delante mío se para tocandose un gemelo y se echa a un lado. Lo adelanto y le pregunto si se encuentra bien. Parece por un momento que ha quedado ko, pero cuando ya comenzamos la bajada, se pone de nuevo en marcha y pega un sprint que le vuelve a colocar los mismos metros por delante mía que llevaba antes de su parada.


Entramos ya en el pueblo, un nuevo avituallamiento, donde tomo el ultimo masticable de Isostar, con dificultades grandes para respirar y masticar a la vez por el cansancio. Llegamos al final, una rotonda donde siempre se ha comenzado la primera de las tres largas rectas de idas y vueltas que principalmente son el recorrido por el pueblo; pero se gira a la derecha, por lo que ya se ve que el recorrido por el pueblo será un poquito más largo que las veces anteriores.

Primer giro y primera de las rectas, miro el reloj, el ritmo sigue siendo bueno y tengo un colchón importante, el globo sigue por detrás mía. Un escalofrío me recorre el cuerpo, ahora ya estoy totalmente seguro de que bajar de 1h50 ya no es imposible, ya es irremediable. Vuelo por Los Palacios, el público jalea a tope, como nunca, ya voy más que desatado, es una nube, una sensación rebosante, desbordada. Deseando pasar por el último control del km 19 donde hay seguimiento online y mis amigos Pepe y Segundo vean mi tiempo. Sobre todo Pepe, que estoy seguro que lo está siguiendo.


La primera de las rectas se hace larga, no hago más que repetirme que me queda mucho aún, aun así la ultima recta será agónica, como no podía ser de otra manera. Llego al final de la recta, dos giros a izquierda y volveremos por otra calle paralela. En estos dos giros me encuentro dos buenas sorpresas. En el primero, veo al amigo Nando, que está haciendo fotos. Me emociona que se le nota en la cara la sorpresa de verme pasar mucho antes de lo que sería esperable para mí, le pego un choque de manos fortísimo. Y antes del segundo giro, la que habían organizado en éste punto era tremenda. Guirnaldas, muchísima más gente animando a rabiar, música y la cámara para retransmitir en directo el paso de los corredores. Hago señales a la cámara y mando besos para los que puedan estar mirando en ése momento.


Comienzo la segunda recta, y para mi sorpresa un nuevo avituallamiento. No está de más refrescarse un poco echándose agua por la cabeza y bebiendo unos sorbos. Por aquí ya se hace más duro, algunos corredores me adelantan. No importa, sigo disfrutando a rabiar. Final de la segunda recta, y la conexión con la tercera y última recta es algo más larga, por aquí se me hace algo más pesado porque prácticamente no hay nadie, paso el km 20 en poco más de 1h43. Impresionante, ya por muchas cuentas que pueda hacer el 1h49 no hay quien me lo quite.


Llego a la última recta de la carrera "the agonía street" como la llaman algunos. Y desde luego hace honor a su nombre. Aguanto como puedo el ritmo, no puedo hacer más. Llevo dándolo todo mucho tiempo y no tengo posibilidad de hacer ningún cambio ni apretar de ningún modo. Es una carrera totalmente al estilo "Pre". Cualquiera que vaya cerca mía y esprinte me va a pasar sin que yo pueda hacer nada por evitarlo ni intentar seguirle. Pero no importa, porque al que sí que voy a ganar por casi 6 minutos es a mi "yo previsto", a éste es al que quería ganarle, y mi "yo imposible" en ésta ocasión le ha dado una paliza de campeonato. Ni más ni menos que superarse a uno mismo. Eso es lo importante. Puede que 9 de cada 10 carreras corriendo de esta manera hubiera acabado desfondado y perdiendo todo en los últimos kilómetros, pero hoy no es ese dia. Y se disfruta de una manera indescriptible, me alegro un montón de haber hecho la carrera que he hecho. Ahora la recordaré para siempre.


Y por agonía street, me adelanta un compañero de trabajo, Antonio, que corre bastante más que yo, también se sorprendió de encontrarme ahí. Luego veo en el público a Juan, el presi del Maratón Tomares, saludo y me hace fotos. Mientras tanto el amigo Diego Meca, al que no veo, me está haciendo fotos. Unas fotazas espectaculares, yo creo que no me equivoco si digo que creo que son las mejores que me han sacado nunca en una carrera. Una mezcla de alegría y sufrimiento en el rostro que refleja exactamente lo que estaba sintiendo en ese momento.



Ya muy cerca de la meta me adelanta a toda pastilla el globo de 1h50 que iba totalmente solo sin nadie siguiéndole. El pretende pasar por el arco de meta exactamente en ese tiempo de carrera, pero para mí los 45 segundos que tengo de margen de haber pasado más tarde por el arco de salida, hacen que llegando justo detrás de él acabe con un tiempo espectacular, para lo que hubiera sido lógico que hiciera, y por encima de cualquiera de mis mejores expectativas. 1h49m16s.



Justo después de pasar por la meta, un par de juezas casi consiguen fastidiarme el momento por culpa de las pamplinas que llevan un tiempo teniendo los jueces por estos lares respecto a los cinturones portadorsal. Me decían que en el reglamento ponía que no se podían usar y le demostré que no era cierto. Pero no merece la pena ni escribir una linea más sobre eso.

Recuperando la respiración cojo el móvil y el whatsapp echa humo. Merche ya me ha enviado los videos de paso por km 19 y la meta y la imagen del tiempo final con la enhorabuena. Pepe y Segundo han estado siguiendo la carrera y hay mensajes hasta del paso por el km 10.


Muy emocionado en éstos momentos, como en los mejores días. Y es que en este deporte que es el superarse a uno mismo, se pueden conseguir las mismas sensaciones que el que gana la carrera, la única diferencia de uno a otro es el número del puesto, y esto es lo de menos.


Me cojo una lata de acuarius y una radler, y a buscar el autobús. Afortunadamente lo encuentro rápido. Unos instantes para comentar las mejores jugadas con los compañeros de viaje y camino de vuelta a Tomares, para finalizar este imborrable y espero que repetible día. Muchísimas gracias al Club Maratón Tomares por dejarme ir con ellos. Espero que a partir de ahora estemos mucho más cerca.

 Diez participaciones en mi vida en ésta carrera hasta ahora, y hoy conseguí nada menos que mi tercera mejor marca.

Como dice un amigo, correr es lo más importante entre las cosas menos importantes. Yo le añado que tiene su reflejo directo en las cosas más importantes. Y ayer para mí fue un día inolvidable en lo menos importante. Un día de esos que no se esperan. Que sorprenden a uno mismo y que jamás se olvidan. Y que espero su reflejo sobre lo más importante con impaciencia.
Gracias a los muchos apasionados que han entendido y me han dado la enhorabuena, no somos los mejores ni los más fuertes ni los más rápidos. Pero si y para siempre los más apasionados.


Todo esto viene casi un año después de mi peor marca en maratón, cuando pensaba que estaba acabado para no hacer más. Sirve esto para volver a algo que ya tenía olvidado, que es bajar de 4 horas en Maratón? Corriendo de esta forma, y aguantando las piernas... Las piernas nunca me han aguantado. Pero, y si un dia aguantaran? Y si el dia M coincidiera justo en ése día?

viernes, 6 de diciembre de 2019

5ª Ultramaratón La Pretoriana

Tres semanas después del Maratón de Oporto y de nuevo un reto bastante importante. Finalizar por segunda vez La Pretoriana. Experiencias muy diferentes en muy poco tiempo pero igual de gratificantes. La Maratón, un esfuerzo a tope, corriendo y llegando a meta extenuado, intentando ver cómo podía hacer esa prueba de rápido, dando hasta el último gramo de fuerza. Y La Pretoriana, la mayoría de tiempo andando sin mayor pretensión y no es poca de volver a finalizar una gran cantidad de kilómetros disfrutando de la compañía de los amigos y de todo el entorno natural. Dos formas muy diferentes de disfrutar de este inspirador deporte que es superarse a uno mismo.


No tenía muy claro cómo iba a responder mi cuerpo después del esfuerzo grande en Oporto, pero primero saber que iba a estar muy bien acompañado todo el tiempo por los compañeros del Tridente, Segundo y Pepe; y luego ver cómo poco a poco mi cuerpo se iba recuperando del esfuerzo bastante bien, empezó a darme mucha confianza para ésta carrera.


El día antes recogida de dorsal y preparación del material obligatorio. No me iba a llevar mochila, sino mi riñonera raidlight, que cabe todo bastante bien y se lleva muy cómodo.Así el dia de la carrera, al estar la salida al lado de mi casa pude aprovechar en la cama lo máximo posible y llegar con el tiempo justo de saludar a algunos amigos que me encontré, pasar el control de salida y colocarnos para ella. Se veía bastante menos gente que en anteriores ocasiones. No sé cuantos tomarían la salida pero supongo que seríamos en torno a 200 o 300 dispuestos a disfrutar de un día estupendo en lo meteorológico, fresco y sin lluvia. Durante tres días antes había llovido, en algunas ocasiones con fuerza, pero el campo estaba precioso, y con pocos lugares con barro, mucho menos de lo que se podría esperar.


Se da la salida y saliendo del polideportivo estoy absolutamente el último, incluso por detrás del simpatiquísimo pretoriano-escoba, que marcaría el final de carrera. Avanzo rápidamente y me coloco a la altura de Pepe y Segundo y ya avanzamos juntos hacia lo que será un día completo de sufrimientos y disfrute, pero siempre con predominio de lo último.
La salida unos minutos después de las 7:30, apenas había algo de claridad, atravesamos el pueblo, pasando por al lado de mi casa y por el parque del Zaudín, lugar habitual de mis entrenamientos, para llegar al Cordel de Villamanrique, por donde avanzaremos unos 5 kilómetros hasta llegar al corredor del Rio Pudio. Por todo este camino vamos haciendo la táctica que usaremos durante toda la carrera. Trote suave sólo en terreno bastante favorable, y el resto andando intentando hacerlo al menos en torno a unos 10 minutos por kilómetro.


Por el cordel saludamos a Jose Luis Martin, que va en bici ofreciendo su apoyo a los participantes que lo pudieran necesitar. Lo veremos muchas veces a lo largo del recorrido, sus apariciones a lo largo del día serán un empujón de ánimo para conseguir nuestro objetivo. Y al entrar en el Corredor del Pudio, se encuentra por allí Antonio Mayoral haciendo fotos, nos hará las primeras fotos de todo el recorrido.
Por el rio Pudio ya ha amanecido completamente y Pepe en un momento dado se va por delante hasta donde se encuentra otra participante, Remedios, de Almería. Mas tarde coincidiríamos uno cuantos kilómetros con ella. Segundo y yo finalmente nos ponemos a trotar un poco y poco tiempo después rebasamos a Pepe y comenzamos la subida hacia Almensilla por delante, aunque ya pasado el paso bajo la SE40 Pepe volvió a alcanzarnos. Llegamos juntos a Almensilla, km 12 aproximadamente. Pensaba que a la entrada de Almensilla estaría el avituallamiento como otras veces, pero quienes había eran Abencio y Estrella animando, incluso con música a todo volumen.


El avituallamiento estaba prácticamente a la salida del pueblo. En él saludamos a Miguel Angel y a Plácido y rellenamos agua, y cogimos un poco de todo lo que había por allí. Ya cerca del km 14 salimos de Almensilla para dirigirnos hacia la zona de los pinares, la más bonita del recorrido.


Por aquí vamos todo el tiempo el Tridente juntos, de charleta y en los pinares empezamos a pasar por el paisaje típico de la media de la Puebla, incluso algunas zonas por el mismo recorrido. Continuos subes y bajas, con cuestas cortas pero bastante pronunciadas, se hace duro el recorrido en algunos momentos, pero muy muy bonito. Es una zona que parece el fondo del océano, que ha emergido del mar. Incluso por un sitio vimos dos barcas abandonadas, que no se cómo habían llegado hasta allí.


Sobre el km 20 vemos a un participante que sale de detrás de unos matorrales y se incorpora a la carrera. Estábamos seguros de que se trataba de una parada técnica, pero había algo más. Le pregunté que le pasaba y decía que se encontraba muy mal y había vomitado varias veces. Intenta venirse con nosotros para llegar hasta el siguiente punto de avituallamiento en el km 26, pero poco después dice que no puede más. Le digo si lleva teléfono, pero no lo lleva, así que llamo yo al teléfono que tenemos en el dorsal para emergencia. Resulta que quien sale al otro lado es Carpe, pero debido a la mala cobertura yo si le escucho a él pero el a mi no. Le envío whatsapp y sms para que lea lo que pasa, y el corredor se queda sentado a la espera que lo recojan. Luego recibo la llamada de Rafa Iza y ya sí que puedo hablar con él. Me dice que ya han salido a la búsqueda del corredor. Parece ser que finalmente incluso una ambulancia que iba a por él se quedó atascada, pero al final pudieron sacarlo.


Tuve que echar un rato de trote hasta volver a capturar a los compañeros del Tridente que habían seguido para adelante. Ahora circulamos por otro tramo con menos cuestas, pero si que en algunos sitios hay bastante arena. Un lugar bastante trotable, y parece que era la zona que hace unos años estaba totalmente quemada. Ya recuperada aunque no del todo, se veían muchos restos de cenizas. En otro cruce saludamos a Pepe Bandolero, y ya casi enseguida empezamos a cruzarnos con los participantes del Trail de 32 kilómetros, que van de camino para Tomares. Llevábamos 23 kilómetros y casualmente, me encontré a Angelo, mi vecino, y nos paramos a saludarnos. Y ya hasta llegar al avituallamiento, cada vez se puso el recorrido más bonito, entrando más dentro de la zona de pinares.


Estábamos viendo el avituallamiento al otro lado del cauce de un arroyo, había que bajar, cruzarlo y subir, pero no se veía bien por qué sitio hacerlo mejor. Finalmente tuve que meter los pies en el agua, y luego para subir, completamente dentro de una zona de barro donde llegabas a hundirte. Ya en el avituallamiento, saludo al Potaje, y cojo bastante de lo que había por allí. Bocadillos pequeños de jamón y queso, plátano, y lleno una bolsita del mercadona con gominolas y frutos secos para ir comiéndolos por el camino.

Ya solo nos queda llegar al camping, que es donde se encuentra el control de paso, y salir de él antes de las 13:00, en el km 33. El camino ahora sale un poco de la zona de bosque y pasa por unos tramos donde hace más sol, ya si se nota un poco de calor. Avanzamos de nuevo en linea, porque Pepe se va un poco por delante, nos encontramos a Heike, pero ahora yo decido tirar para adelante con algo de trote más continuo para alcanzar a Pepe. No vamos tan sobrados de tiempo como parecía para llegar al corte.
Al cabo de coger a Pepe sigo para adelante y me destaco un rato, pero ya cerca del camping paro y Segundo me alcanza. Dice que Pepe se paró a sacarse algo de la zapatilla. Ya queda muy poco para llegar al camping, pasamos por su parte trasera, y ya casi a la entrada, vemos al amigo Javier Serrano haciendo fotos.


Entramos en el camping y no se si en broma, Rafa Iza me dice que es la segunda vez que paso por allí. Parece que a algunos les ha pasado eso, un poco despistados por el recorrido. Aunque en ningún momento se ha visto ningún problema ni de falta de balizas o de balizas mal puestas. Llegamos al control con aproximadamente 15 minutos de adelanto tan sólo, pero lo importante es en el momento que se sale. Cojo de comer todo lo que puedo, delicioso el fuet, repongo frutos secos, plátano. En fin, de casi todo lo que había. Luego llega Pepe. Se suponía que debíamos de salir juntos de allí. Pero se sienta a que le arreglen los pies, que tiene alguna herida. Le atiende Sandra, y cuando acaba le dice que se levante y se vaya ya con nosotros, llevamos esperandole un buen rato. Pero se hace el remolón, sin ninguna intención por levantarse. Esperamos un poco más, pero ya no había más remedio. Había que irse, y allí le dejamos. Salimos del camping sólo 5 minutos antes del cierre del control. Se acabó hablar de Tridente para pasar a binomio.



Avanzamos andando rápido, hasta llegar a la zona donde estaba la bifurcación donde había habido algún problema. Se encontraba allí José Ruiz. Seguimos por dentro de la zona de bosque, para luego salir de nuevo a un claro por donde habíamos pasado antes. Pero ahora el recorrido se bifurca por un tramo de camino más amplio y en bajada, donde después de un poco de trote, cogemos a Remedios, la participante almeriense que vimos al principio del día. Fuimos un buen rato charlando, hablando de las mejoras del recorrido de hoy, de otras carreras,... Ella ha venido expresamente de Almería para ésta prueba. Por cierto, que llamé a Pepe a ver qué estaba haciendo y me dijo que salió del camping el ultimo de todos los participantes.



Poco rato después de atravesar unas zonas preciosas, ya con el sol algo más bajo, llegamos al avituallamiento en el que ya estuvimos en el km 28. Vuelta a saludar a los mismos amigos y a reponer comida. Pero ahora salimos de allí con el amigo Manolo Perez. Pasamos por el arroyo a la salida por una zona algo mejor que antes, por lo menos sin pisar demasiado barro, y ya camino de vuelta por una zona más directa hacia Almensilla y por un camino algo más sencillo, mucho más llano que el camino que hicimos de venida.
Por aquí ya hemos completado un maratón en unas 6h40m, y ahora pasaremos un gran tramo de la carrera junto con Manolo Perez, andando y charlando. A un ritmo andando de unos 11 minutos el kilómetro. Me empiezo a notar dolor en los pies, pero por lo demás bastante bien. Finalmente Manolo se queda un poco atrás, con otras dos personas que lo acompañaban y seguimos para adelante. Volvemos a ver y a felicitar a Jose Luis Martin y a su bici, y en otro momento, un motorista de protección civil, que se encuentra varias veces yendo de un lado para otro, por si alguien necesita alguna ayuda, se encuentra grabando video.


Nos encontramos ya cerca del km 50, próximos a la salida de los pinares, y nos adelantan a una buena marcha unos 5 participantes. La verdad que andan muy rápido, y Segundo, que ya había empezado a apretar el ritmo, continuó haciendolo. La verdad que empezamos a andar por debajo de 10 y para mi sorpresa iba pudiendo mantener el ritmo del Tarahumara, pero a causa de los que nos adelantaron siguió apretando más y cuando ya iba sobre 9 ya tuve que empezar a pegar pequeños trotes para volver a ponerme a la altura de Segundo, que por momentos se me iba para adelante. Estos pequeños trotes sirvieron para mitigar un poco el dolor de pies, además del ibuprofeno que me dió Segundo, para ver si se me pasaba.
Y en esa dura pugna con esos 5 oponentes por llegar primero a Almensilla, y cuando estaban próximos a volver a ser rebasados, decidieron pararse a quitarse chinos del pie y hacer una parada técnica. Mala práctica por el que recibe el jachazo, y por culpa de ella, no podemos disfrutar como se merecía de ese momento.


Total, que nos destacamos y llegamos por delante a Almensilla, donde se encontraba ya el penúltimo avituallamiento del día, km 54. Repusimos y salimos rápido de alli. Ya estaban preparándose para desmontar el chiringuito, y vaya el cachondeo que tenían en el bar de al lado, con música a tope.
Luego de saludar de nuevo a Abencio y a Estrella, atravesamos el pueblo, que estaba totalmente vacío y al salir de él, se oían ya cerca las voces de nuestros 5 contrincantes. Con la ventaja de conocer el recorrido casi como la palma de la mano, esperamos a llegar a la suave y larga bajada hacia el Corredor del Pudio para hacer otro buen tramo de trote, y ya al llegar abajo, no sin la pérdida de alguna pastillita de sal de Segundo, y al entrar en el Pudio, de nuevo les habíamos distanciado bastante. Antes de llegar al Pudio, una llamada de Pepe, que se quiso quedar con nosotros diciendo que se había retirado en Almensilla, pero no era así, iba hacia la meta en compañía de Heike.


Pasado ya el km 60 y llegamos al último avituallamiento, al lado del puente romano del rio Pudio. Por aquí ya muy contentos por la cercanía de la meta. Nos trincamos otro bocadillo y una cerveza fresquísima que supo a gloria que nos dió Luis de Juan.


Cruzamos el puente y ya directos a Tomares, no sin antes una fuerte subida donde el Betis metió su gol del triunfo al Valencia, y Segundo caminaba rapidísimo, obligandome a hacer algún tramo a tope. Por detrás, al menos uno de los 5 que nos perseguía, parece que quería apretar un poco para pillarnos, se aproximaba a lo lejos, pero al conocer el camino, jugábamos con la distancia, trotando al final de una curva , o al llegar al paso bajo la carretera Mairena-Bormujos, en definitiva, que nos estabamos divirtiendonos de lo lindo, sintiendonos y acabando la prueba en buenisimas condiciones y bastante fuertes. A mi ya casi ni me dolían los pies.
Algún trotecito más por la zona del campo de Golf, por donde Segundo se cambió la camiseta para entrar en meta con la de su club. Por detrás ya nadie amenazaba, y disfrutamos de las cuestas de los últimos instantes, ya con muy poca luz, pero íbamos a conseguir llegar de día con casi una hora sobre el tiempo límite.


Ya entrando en Tomares, prácticamente todo el mundo estaba a lo suyo, pasando de la carrera, pero había dos espectadores pendientes de cuando pasaba por cerca de mi casa. Javi y Jose, que estaban allí para vernos pasar y se echaron unos metros con nosotros.


Cruzamos la calle por el paso de cebra y ya cuesta abajo nos dirigimos hasta el Polideportivo, el lugar de la salida, para dar una vuelta y subir hacia la entrega del trofeo. Bonita entrada aunque con poca gente. Merche estaba junto a Abencio y Estrella gritando cuando llegamos. Dimos la vuelta por la pista todo el tiempo trotando, subimos y final en el arco, con abrazo y saludos, fotos de muchos amigos que estaban por alli, principalmente del amigo Angel, que había llegado a meta hacía poco. Luego subimos al escenario, donde nos hicieron entrega del trofeo que se da desde el primero al último, el Pretorianito, y el diploma. Pepe, Carmen y Joaquín estaban por ellí, y menudos los trajes que se curró éste último para la ocasión.




Finalmente, para completar el Tridente Pepe entró en meta poco antes del cierre.

En resumen, estupendo día de una prueba que se ha renovado con cambio de fecha, que es mucho mejor porque ahora no hace calor, y el recorrido, que lo han pensado al máximo para quitar lo que han podido de las partes mas feas y dejar un circuito que por la zona de pinares de Puebla y Aznalcázar es espectacular. Debería la carrera aumentar distancia hasta las 50 millas?? Ahí lo dejo como idea. En los años próximos, intentaremos disfrutar de nuevo de un día como este. Hoy, después de haber hecho un maratón a tope en el mismo mes, me he encontrado de lujo, pero desde luego el principal motivo por el haber tenido esas estupendas sensaciones ha sido por haber disfrutado de una estupenda compañía.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

37 Carrera de Fondo del Aljarafe

Después de 2 años sin participar en ésta carrera, tenía ganas de volver a hacerlo, aunque días antes no lo tenía muy claro. Con el cansancio después del Maratón de Oporto, no sabía si sería una buena idea. Así que estuve vigilandome con lupa en los entrenamientos de la semana previa, a ver qué sensaciones y molestias seguía sintiendo. Finalmente, un cuarto de hora antes de que se cerraran las inscripciones, me apunté.
Lo segundo que no tenía muy claro es cómo enfocar la prueba de forma que también me sirviera como entrenamiento para la Pretoriana de la semana siguiente. Finalmente, a pesar de la lluvia que caía desde primera hora, me decidí por desplazarme hasta la salida de la carrera desde mi propia casa haciendo "caco" (4 kilómetros) para luego de la carrera volver a casa de nuevo haciendo "caco". En total saldrían más de 23 kilómetros. La idea era hacer la carrera tranquilo, a un ritmo parecido al que hice el maratón hace 2 semanas.

Así, que salgo de casa unos 3 cuartos de hora antes del comienzo de la carrera. Me abrigo con mallas largas, camiseta de manga larga, pero en casa me dejo la gorra, que hubiese sido muy buena para que la lluvia no molestara en la cara y ojos. Pensé que el chirimiri que caía iba a parar y no fue así, estuvo lloviendo todo el rato.
Después de un poco más de media hora, llego a la salida, donde consigo hacer parada técnica, beber un buche de agua, me coloco el dorsal con el portadorsal, y algo de charla con algunos compañeros, hasta que con unos minutos de retraso se da la salida.

Lluvia desde inicio, pero al comienzo durante los quince primeros minutos de carrera, jarrea bastante fuerte. Recorrido algo diferente al de otros años. Se sale de la entrada del polideportivo de Fasa Renault con el comienzo cuesta abajo, con lo que consigo salir a un ritmo bueno. Luego se callejea por el pueblo, pasando alguna que otra cuesta hasta que finalmente por el kilómetro 2 y 3 se avanza por la calle que lleva hasta Castilleja de la Cuesta, por aqui voy en torno a unos 5'40 que me parecen bastante buenos, a un esfuerzo cómodo. Por aquí me adelantan a buen ritmo dos corredores del Club de Tomares y vecinos, y por la bajada de la calle Real se amplía un poco la distancia hasta unos 50 metros más o menos. Justo en éste kilómetro 4 se gira para comenzar una suave subida para atravesar todo el centro de Castilleja de la Cuesta y salir por el Hospital Nisa. Subida que no cesa hasta llegar a la urbanización Señorío de Guzmán, poco antes del km 7 de carrera.

Por aquí me empiezo a encontrar bastante bien, por lo que a la altura del Hospital me pongo prácticamente por detrás de éstos corredores y un ritmo en ésta subida un poco por debajo de 5'40 con lo que está pero que muy bien. Ya tenía ganas de llevarme un buen trago de agua a la boca, y por fin veo el avituallamiento por el km 7 al comienzo de una buena bajada por la urbanización. Yo ya llevaba 11 kilómetros en las piernas, me tomé un masticable de Isostar y la botella de agua. Agua en la botella y también por todas partes por la lluvia que seguía cayendo, aunque de forma suave, pero que no dejó de hacerlo en toda la carrera.

Sigue la carrera en pendiente suave hasta por la pasarela sobre la carretera, entrar a la parte céntrica del pueblo. La pasarela con el agua estaba super resbaladiza, era muy difícil traccionarse por allí. Un respiro en forma de breve bajada, y luego atravesar todo el pueblo subiendo, el esfuerzo ya se nota, pero me sigo notando bien y con fuerzas. Llegando al km 9 estamos en la salida de Guzmán y entramos en el carril bici que nos llevará hasta Valencina. Aquí se suaviza el terreno, y casi sin querer+adelanto a los del club de Tomares, y aprovechando la estela de otro corredor que me adelanta empiezo a correr más rápido, aunque aún quede bastante para terminar la carrera.

Entrando ya en Valencina, el dorsal se me rompe de una de las sujeciones del cinturón, por culpa de lo mojado que estaba. Tengo que ir teniendo cuidado que no se caiga y hasta llego a romper el portadorsal al intentar volver a abrir la pestaña. Atravieso ya el pueblo y el km 10 ya lo paso en menos de 5'30. El kilómetro 11 ya está casi en la salida en el final de una subida durilla. Desde arriba miro hacia atrás y ya no se ven los del Tomares, y por delante atrapo a un corredor de Promesas de Gines con el que habitualmente me cruzo. Intenta seguirme unos metros pero luego se queda atrás.

Vamos ya hacia la carretera en dirección a Gines, por el terreno más propicio para correr fuerte y empiezo a sentirme aún mejor y a dar caña, a correr más fuerte. Paso el km 12 ya por debajo de 5'10. Tomo un poco de agua en el avituallamiento y sigo apretando, me adelanta un corredor de naranja bastante rápido, pero yo sigo aproximándome y adelantando también a gente. Mantengo la velocidad en el km 13 y ya de nuevo vamos entrando en Gines. El recorrido cambia y al llegar a una rotonda, un poco antes que como era habitual, se gira a la izquierda para subir por una pendiente muy fuerte, hacia donde se encuentra El Molino de Gines. Y antes de llegar a la plaza del ayuntamiento, otro giro a la izquierda y se coge la calle que lleva hasta el polideportivo. El kilómetro 14 ya lo pasé en 5'06, todo éste último tramo otros años se me ha hecho muy duro, pero hoy lo voy superando bastante bien, incluso en la última subida entrando en el polideportivo puedo apretar y adelantar más gente. Entro en el polideportivo y veo al corredor de naranja que me adelantó tan rápido hace pocos kilómetros. Aprieto y me acerco pero ya está muy cerca la meta y no puedo cogerle. Por momentos veo en el reloj el 4 treinta y algo de velocidad, entro en meta pletórico y muy contento por hacer una carrera bastante dura, de menos a más y con muy buenas sensaciones.


Las piernas se me cansan, pero en cuanto a motor, me encuentro muy pero que muy bien, tan bien que me da hasta miedo. Me exijo, aumento el esfuerzo y el cuerpo responde, como hace ya mucho tiempo que no lo hacía.
Tiempo final de 1h23m16s, a 5'26 de media.
Luego cojo la camiseta de regalo, y me la pongo debajo de la mía para intentar pasar menos frío de vuelta porque sigue lloviendo. Lo normal sería que alguien me recogiera, pero sin pensarmelo mucho salgo de nuevo de vuelta hacia mi casa y vuelvo a completar otros 4 kilómetros de "caco" de nuevo en algo más de media hora, para hacer unas dos horas y media de entrenamiento en total. A la llegada a casa, rápido a la ducha y a disfrutar del buen momento que me encuentro, que espero que el próximo sábado me pueda llevar derechito a la meta de la Pretoriana.

viernes, 15 de noviembre de 2019

16ª Maratona do Porto


Estupendo fin de semana de turismo y Maratón de Oporto, que superó todas las expectativas, también mi carrera, en la que tuve sensaciones mejores de las que esperaba, aunque faltó rematar el final.

El miércoles por la noche llegamos a Oporto, jueves y viernes pateo durante todo el día por la ciudad, siempre con tiempo bastante malo, mucha lluvia y viento, aunque no llegaba a hacer frío. El sabado, nos trasladamos a un hotel mas cerca de la salida, en la zona de Matosinhos, y aunque también fue cansado, estuvimos más disfrutando de la zona de playa y del buen pescado fresco.

El viernes pasamos por la feria del corredor para recoger el dorsal. En el nuevo centro de congresos de la antigua aduana de Oporto. Por la zona céntrica por lo que nos venía bien llegar hasta allí. Muy bien organizada, una gran cantidad de stands, y bastante bien los regalos. Una mochila, una camiseta de entrenamiento de calidad digamos media, unos calcetines Joma y algunos productos de publicidad. Para los finisher, en la llegada, habría una camiseta de manga larga Joma de muy buena calidad.

Luego de un sábado cansado de los dias de pateo, realmente pasé una buena noche, y ya por la mañana tenía todo preparado para salir. La carrera empezaba para mi gusto algo tarde, a las 9. Y afortunadamente finalmente las previsiones eran que durante la carrera no llovería. Tan sólo unas gotitas sobre las 10 de la mañana. Pero a primera hora caía algo de chirimiri. Desayuno un plátano, un pastelito de nata y un té. Me llevé ropa para correr con frio, con lluvia, pero finalmente me puse la ropa para tiempo más caluroso de la que llevaba. Las mallas cortas, y la camiseta de mangas cortas de "hay pundonno", por si acaso me puse la gorra, para que no me molestase en los ojos la lluvia que pudiera caer.

Lo bueno de tener el hotel cerca era que no tenía que salir de la habitación muy pronto y en 10 minutos andando estaba en la salida. Ni siquiera tuve que pasar por el guardarropa. Aunque llevaba encima una camiseta de manga larga que se la daría a Merche sobre el km 6, que la carrera pasaba cerca del hotel.
Por el camino hacia la salida no había mucha gente pero ya en la rotonda de la anémona todo el ambiente de inicio de un maratón. Aunque quizás la mayoría de gente estaba para la salida de la "Family Race", carrera de 15 kilómetros, que se realizaba a la vez, pero que no entraba en Oporto sino sólo por la zona de Matosinhos. La gente de ésta carrera salía de detrás del todo. Así que para acercarme a la salida tuve que rebasarlos a todos y entrar en mi cajón. El "C", o gallinero. Sólo había 3 cajones. La élite, los de menos de 3h45 y detrás todo el resto. Pero no había una gran cantidad de gente. Supongo que en torno a 4000, no una participación muy elevada comparado a otras maratones. Decían que juntas las dos carreras llegaban a 15000.


Una vez colocado, tengo detrás de mí a los marcadores de paso de 4h45, y por delante y muy cerca los de 4h30 y 4h15. No llevaban globos, sino algo mejor, una especie de mochila donde salia una especie de cartel con el tiempo que marcaban.
Antes de la salida me quito la camiseta de manga larga, y me la anudo a la cintura. Saco la cámara y empiezo a grabar todo. Entorno muy bonito, con la playa y el oceano atlántico rompiendo con mucha fuerza en la orilla. Cielo gris y amenazando lluvia, pero ideal para correr. Un speaker español y otro portugués, música épica y se da la salida. En aproximadamente minuto y medio paso el arco de salida y comenzamos a trotar.


Nos separamos de la playa y giramos hacia el interior para dar un recorrido que por ésta ciudad de playa que nos llevará en el kilómetro 12 a pasar de nuevo por la salida y dirigirnos al centro de Oporto.
Tenemos que bordear completamente el precioso y gran Parque da Cidade, y de inicio ya empezamos con una suave pendiente. Como casi siempre al empezar una carrera de éstas, de inicio ya tengo ganas de orinar, y para no tener problemas en el resto del recorrido, me voy fijando a ver por donde la gente se empieza a parar para hacer la parada técnica. Ya veo que dos o tres corredores se salen por un camino de tierra a la izquierda y les sigo y consigo aliviar esas ganas de orinar. Unos 30 o 40 segundos de parada, pero que ya no tendré esa sensación durante todo el camino.

Todas las liebres se me van por delante, pero antes del kilómetro 2 ya he podido adelantar a la primera de ellas, la de 4h45. Intento ir a un ritmo cómodo pero valiente, tengo ganas de guerra, y veo que el ritmo que resulta es sobre unos 5:50 por kilómetro. Me encuentro a gusto y lo intento mantener. Es aproximadamente el ritmo al que he hecho siempre las primeras partes de mis tiradas largas en progresión.
Ya pasado el km 2 hay alguna bajada, y alguna subida más dura y corta. Avanzando hacia el km 4 hay una avenida donde se va y se vuelve por el mismo camino, cruzándose con los corredores que van por delante y detrás tuya. Esto será una constante durante toda la carrera. Por aquí, bastante pronto rebaso a la liebre de las 4h30.

Bajando por la avenida que luego será la de llegada a la zona de meta se pasa el kilómetro 5, con unos 29m51 bastante buenos. Una vez bordeado todo el parque, nos metemos hacia el interior de Matosinhos, por una recta muy larga por la que tendremos que volver. Pasado el km 6 veo a Merche y María, y ya suelto la camiseta de manga larga.


Me pongo ya a correr en modo automático. Esta parte es llana, y marco el ritmo de manera bastante exacta. Por aquí corre mucha gente, ya que los de la carrera de 15 kms nos adelantan, las calles no son muy anchas y va por ellas mucha gente. Ya me voy cruzando con los primeros, que llevan más de 10 kms, puedo distinguir a Martin Fiz, que va cerca de ellos.


Llegamos al puerto de Leixoes, aquí se gira a la derecha y vuelven a aparecer algunas cuestas suaves. Empieza a llover un chirimiri que no molesta para nada. Yo a lo mío con mi ritmo y sobre el km 8 adelanto a las liebres de 4h15. Me encuentro bastante bien, y la moral sube mucho. Con tan buenas sensaciones no hay otra cosa que pueda hacer que seguir tirando, porque me encuentro muy bien.
Pasamos por al lado de un puente muy bonito y en una rotonda giro de 360 grados para volver por toda ésta avenida hasta pasar la zona de meta.


Ya llegando al km 10 deja de llover, y empieza el sol a querer aparecer. Los avituallamientos muy bien, son cada 5 kilómetros con una botella con algo más pequeña de medio litro pero suficiente. En cada avituallamiento me tomaré una pastilla masticable de isostar y me beberé casi toda la botella poquito a poco, a buches pequeños, sin prisas. Así si se puede correr una maratón con garantías.
El km 10 lo marco en 59m01, sigo corriendo por debajo de 6' y muy bien.
Un poco después vuelvo a pasar donde se encuentran Merche y María, ya no las volveré a ver hasta la llegada. Salimos de la zona de casas y ya corremos a la orilla de la playa de nuevo. Mucha gente entre la rotonda de la anémona y en la zona de salida. Volvemos a pasar el arco de salida. Y en la amplia rotonda donde está el fuerte San Francisco Javier, ya están diferenciados los recorridos, por la zona exterior para el maratón y por la interior la carrera de 15k.


Paso el km 12 y ya estoy en la preciosa avenida que me llevará directamente hasta el centro de Oporto, primero por la orilla del Océano, que rompía de forma espectacular. Me doy cuenta que por detrás viene muy cerca de nuevo la liebre de 4:15, empiezo en tomar en consideración el ponerme tapado en éste grupito e intentar resistir ése ritmo todo lo que pueda, o bien seguir a mi bola, aunque vaya unos metros por delante y con peligro de que cuando me vayan a pasar ya no pueda seguirles. Estoy corriendo a ritmo algunos segundos por debajo de 6'. El ritmo de 4:15 debe ser un poquitín superior a 6', asi que decido seguir por delante a mi ritmo al que me encuentro cómodo.

Así y con un poco de la ayuda del viento, paso por unos kilómetros buenísimos, pasando el km 15 en 1h28m17. Miro el tiempo esperado que da el reloj y marca un tiempo de 4h07, hace rato ya lo había mirado y ponía 4h09. Desde luego es una marca que casi que no me la creo, y la moral sube, y eso hace que el disfrute empiece a ser grande. Hacer sobre 4h30 podría estar muy muy bien, pero estoy yendo en tiempo de montar un buen lío en Oporto.


Entro ya en la zona del río, mucha gente animando y algunos tramos que se suceden de cuando en cuando (será una constante durante la carrera) de adoquinado que se hace bastante molesto. Llama la atención también varias zonas de animación con música, que son muy diferentes unas de otras: grandes bandas de muchos integrantes, pequeños grupos sentados en paradas de autobuses, o simplemente, lugares con altavoces y música a todo trapo. Entre el km 17 y 18 paso por debajo del primer puente, el de Arrábida y nos vamos adentrando en la zona más centrica y bonita de la ciudad, los pelos comienzan a ponerse de punta, y ésto hace que la liebre de las 4:15 aún ni se me pueda acercar.

Pasamos por el centro de congresos donde se recogían los dorsales, y después veo a una persona manejando unos mandos espectaculares de lo que creo que puede ser un dron. Mirando hacia la orilla de enfrente se ven perfectamente transitando por la parte entre los 21 y 29 kms de carrera, para los que yo me dirijo. Ya en el barrio de ribeira, bajamos por un adoquinado muy molesto hacia la parte más baja, la de los muelles donde están todos los restaurantes, una zona espectacular por donde hay muchísima gente animando. Paso el km 20 en 1h57m59 donde hay un control de paso con una cámara a la que saludo. Pensaba que era de video, pero estaba sacando fotos y poniéndolas inmediatamente en internet en la aplicación del maratón.


Ya saliendo del muelle, queda subir por una corta pero muy pronunciada cuesta para cruzar el espectacular puente Luiz I. Grabo con mi cámara y sale un vídeo espectacular, los pelos como escarpias cruzando el río, con las vistas de la ciudad a uno y otro lado, con la gente con la que te cruzabas que ya venía de vuelta, y lo mejor de todo continuar sintiéndome con fuerzas para continuar a buen ritmo.


Salgo del puente y una bajadita para continuar hacia la zona de las bodegas. Y empiezo a notarme como un pinchazo en el centro e interior del gemelo izquierdo, muevo un poco el pie y no se pasa, empiezo a preocuparme y a pensar lo peor, bajo un poco el ritmo. Quiero equivocarme pero me parece que puede ser una pequeña rotura, aunque tengo la sensación de que es algo que se me va a pasar. Intento pensar en otra cosa y mandar órdenes positivas a la pierna.


En esas paso por la señalización de la media maratón en algo más de 2h06m, lo que está muy pero que muy bien, cuando no pensaba que fuera a hacer menos de 2h10, y ya veo que la liebre de las 4h15 me pilla. Cuando llega a mi altura, no sé de donde saco la fuerza pero consigo seguirla, me agarro y la puedo seguir, y de repente el dolor del gemelo desaparece. Y tal como que desaparece mi ritmo se vuelve a estabilizar, ahora sí, al lado de la liebre. Me acomodo a su ritmo, en momentos voy más metido en el grupo , otras un poco por delante, pero integrado totalmente. Salimos de la zona de bodegas y por una carretera nos dirigimos hacia San Pedro da Afurada, donde daremos media vuelta. Puedo ver el dron volando en mitad del río tomando unas imágenes que deben ser para quitar el hipo. Nos cruzamos con la liebre de 4h, en el puente lo hicimos con la de 3h30. Volvemos a pasar por debajo del impresionante puente de Arrábida. Ahora voy en torno a los 6' por km y llegamos a la zona de giro, luego de pasar el km 24 con muchísima animación. Giro y de nuevo vuelta por la misma orilla.


Llegamos al km 25, el reloj sigue marcando unas estupendas 2h28m20. En el grupo que está con la liebre se forma un pequeño lío para coger las botellas. Afortunadamente la cojo rápido, porque increíble, la liebre, en lugar de esperar un poco por el lío formado, parece que aprieta y se destaca un poco. Me voy rápidamente a por ella, pero la maldita mantiene el paso ligero, no me cebo y aunque me he quedado atrás yo continuo a mi ritmo. Pasamos de nuevo bajo el puente Arrábida y sobre el km 27 de nuevo vuelvo a coger al grupo y a ponerme a la altura de la liebre. La moral sube un montón, porque me imaginaba que la liebre me iba a pasar muchísimo antes y ya llevo mucho más de mitad de la carrera con ella. Las sensaciones después de volver a pillarla son impresionantes, estoy disfrutando por éstos momentos del maratón como no me imaginaba que podría hacerlo. Paso el km 28 en una pequeña subida y volvemos a entrar en la zona de las bodegas.


Está preciosa, ya con el sol fuera y con mucha animación. Me vuelvo a notar el dolor en el gemelo izquierdo, pero tarde poco en olvidarse porque viene la subida para cruzar de nuevo el puente Luiz I. Bajo mucho el ritmo y ahora sí que la liebre se destaca. Vuelvo a cruzar de nuevo el puente bastante bien, pero cuando llego ala otra orilla, las sensaciones no son las mismas.


Parece que la liebre ha vuelto a pegar un nuevo tirón y se ha destacado ya bastante, y ya para no poder pillarla más. A la salida del puente se gira a derecha para ir por una ida y vuelta del recorrido que ahora sí que se hace pesada y deangelada porque hay poquísima gente. Paso el 30 aún con un muy buen tiempo de 2h58m36, pero como digo ya no está la cosa igual y el ritmo ha bajado mucho.


Para colmo, me doy cuenta de que la cámara de video se está quedando sin batería. Tengo que intentar sin parar cambiar la batería, sin tirar al suelo ni romper nada. Aunque lo dejo para cuando ya esté en el camino de vuelta. Paso por debajo de otro puente y poco después del km 31 se ve ya a lo lejos la zona de giro. A poco de girar, me cruzo con la liebre de las 4:15 que ya viene de vuelta. Su grupo ha quedado destrozado y escasamente sólo uno o dos corredores la siguen. A base de hachazos, se cargó a un monton de gente. Hago el giro de vuelta y ya de camino a la zona de Ribeira de nuevo, bajo un poco más el ritmo de forma voluntaria para hacer el cambio de batería. Lo consigo hacer, pero cuando vuelvo a intentar apretar ya es imposible, asi que sigo avanzando muy pero que muy lento a ritmo ya en torno a los 7 por kilómetro. La verdad es que la bajada de ritmo no ha sido nada progresiva y esto me puede llevar a empeorar mucho la marca que podría hacer. Empiezo a hacer cálculos para ver qué ritmo me sirve para hacer 4h30 y veo que con menos de 7:30 por kilómetro lo puedo conseguir.


Llego por fin de nuevo a la altura del puente Luiz I, sobre el km 33. Este último bucle ha sido terrible para mí, ahora queda cruzar un túnel para volver al centro y vuelta directa hasta la meta por que camino por el que llegamos hace unos kilómetros, donde las sensaciones eran muy diferentes.
Por el túnel otros años pusieron carteles con mensajes de ánimo. En ésta ocasión había unas pantallas de tv con imágenes de la película Carros de Fuego.



Pasado el túnel transitamos por todo el centro, Palacio de la Bolsa, las ganas de andar unos metros se hacen cada vez mayores, pero hay que resistir como sea. Intento aguantar mi ritmo, el tránsito de vuelta se hace duro, muy duro. Muchísima gente andando, los menos corriendo. Aunque en ningún momento iba sólo siempre había corredores cerca de una forma u otra. Alguna de las bandas de animación ya ni tocaba. El km 35 lo paso en 3h33m03 y en este avituallamiento tomo 2 masticables de isostar en vez de uno. Paso de nuevo por el puente de Arrábida, las piernas cada vez duelen más. A lo lejos veo un arbol que parece es donde se gira a izquierda en la desembocadura del río. Me marco la meta de llegar hasta ahí. Las pulsaciones ya por las nubes, por culpa del gran cansancio, el dolor de las piernas, casi no deja ni pensar. Bebo a buches cada botellita de agua que cojo para conseguir cualquier gramo de fuerza. Sería muy fácil ponerse a andar un poco y aliviarse en unos momentos, pero quiero como sea llegar sin parar hasta meta, que hacía ya varias maratones que no lo conseguía, y si puede ser a bajar de las 4h30, que era el mejor objetivo de los que me había impuesto.


Ya de nuevo por la avenida al lado del mar abierto, parece que es en pendiente cuesta arriba, el viento de cara, hace muy duro avanzar metro a metro. A lo lejos, pero muy lejos se ven las rotondas cercanas al parque donde está la meta. Sigo calculando y creo que con 8 minutos por cada kilometro que queda lo conseguiré. Pero es que ya estoy cerca de ese ritmo. La tentación de andar es muy grande, pero tengo que mantenerme así, no tengo otra cosa mejor que hacer, el miércoles próximo ya se habrán terminado todos los dolores, y el recuerdo que guarde de ésta estupenda maratón será imborrable.


Paso por fin el km 40, ya en 4h10:13. Como me voy guiando por mi reloj, me quedará más cerca de 3 kilómetros que de 2, por eso la duda si conseguiré bajar de esas 4h30 o no. El km 41 en la misma rotonda del fuerte San Francisco Javier, y totalmente de sorpresa me pasa la liebre de las 4h30 sin posibilidad de que las pueda seguir. Paso la linea de salida, y me preparo para la subida que hay en el giro de la última rotonda, la de la anémona.


En la última subida paso el km 42, la liebre ya casi no la veo por delante, pero aún me queda la esperanza del más de minuto y medio que tardé en pasar por el arco de salida, para que mi tiempo neto sea menor de 4h30. Lucho por mantenerme en movimiento, miro el reloj constantemente. 4h27, 4h28,... Me tiene que dar tiempo.


Entro en el Queiódromo, pero no acaba, una recta y un giro más y la meta aún se ve lejísimos. Se han hecho muy largos estos últimos 195m. Veo a Merche y a María entre el público gritando, pero yo casi no puedo emitir sonido por mi garganta. Los últimos metros están siendo de un dolor de piernas tremendo. Paso por el speaker, que me saluda y dice mi nombre. Y por fin, un paso antes de cruzar la meta ya me paro, me he vaciado absolutamente, llego sin un sólo gramo de fuerza, pero la alegría de la llegada te hace recuperar todo el ánimo. Echo un vistazo al reloj y lo conseguí por muy poco, practicamente clavado mi objetivo principal. 4h29m50. Pudo haber sido mejor de haber aguantado el ritmo, pero aún así me siento totalmente satisfecho. Ha sido un maratón muy grande. Una fantástica experiencia. Despues de varias maratones muy malas, creo que he recobrado la confianza de que puedo seguir disfrutando, que aún no se ha terminado ésto como me había creído. Me ha servido para darme cuenta de lo que puedo volver a hacer y de lo que puedo mejorar en próximas maratones, que habrá que ver cuáles son.





Me dan la medalla, muy bonita por cierto. Avituallamiento con fruta, zumo, agua, powerade,... Y sobre todo una preciosa camiseta finisher de manga larga.



Esperando a Merche y a María, para ir al hotel, no me podía mover. Tuve que sentarme unos instantes en una silla. Y después de verlas, rápido andando otros quince minutitos hasta llegar al hotel, para prepararnos para irnos para el aeropuerto, que nos quedaba un largo viaje con escala en Lisboa hasta llegar a Sevilla.

Fantástico maratón y fantástica experiencia en Oporto. Muy recomendable. Para repetir.