martes, 26 de febrero de 2019

35 Maratón Ciudad de Sevilla

Días previos al Maratón donde he vuelto a sentir el cosquilleo y el regustillo típico de las ganas de afrontar un gran reto. Después de el último par de años me encontraba un poco quemado. Tampoco comencé la preparación de éste año con buenas sensaciones, abundando más bien la desgana.
La rotura del brazo al final de año, por contra de lo que hubiera sido normal, y después de pensarme mucho si participar o no, le dió un nuevo sentido y unas ganas de superar los grandes inconvenientes que se habían presentado en el camino.
Aún a pesar del peligro de recibir malas vibraciones de los "puristas", que opinan que es un desprestigio tardar más de 4 horas en un maratón y por supuesto afrontarlo sabiendo que no habrá más remedio que compaginar correr con caminar, y con ello la posibilidad de amargarme la prueba; decidí tirar para adelante y con grandes dosis de resiliencia intentar llegar a la meta una vez más en un maratón. Sería la 13ª ocasión. La única posible estrategia, salir a un ritmo lo más cómodo posible e intentar aguantar el mayor número de kilómetros. Algunas ideas previas, hacer 25k en las primeras 3 horas, y luego tirar de caco. Lo máximo que había conseguido entrenando fueron casi 23k.
Pero principalmente se trataba de cambiar el sentido de la rotura sufrida en el brazo y convertirlo en vez de algo para lamentar, en el verdadero acicate que me hiciera llegar a la meta. Y desde luego creo que las ganas que tenía de correr y volver a superarme a mí mismo fueron mucho mayores de que si nada de eso hubiese pasado.

Llega el día de la carrera, y el recorrido ha cambiado. La salida y meta se sitúa en el Paseo de las Delicias, en el mismo lugar de la carrera nocturna. Hay que improvisar un buen lugar de aparcamiento, asi que antes de las 7:30 salgo de casa con intenciones de aparcar cerca del Club Náutico, que es un lugar bastante cercano a la salida. Consigo finalmente aparcar casi mejor de lo que creía. Me preparo y tiro para la salida, bastante frío se notaba por el puente, pero estaba claro que éste iba a desaparecer bastante rápido. Un poco dificultoso el camino para llegar al punto del guardarropa donde dejar la mochila. Por allí puedo saludar a algunos amigos, como a Antonio, que hizo su primera maratón y un pedazo de carrera.
Mis intenciones eran buscar a Pepe Sosa para poder comenzar la carrera con él desde el principio, hablamos unos instantes antes de dejar las cosas en el guardarropa, pero luego él ya no cogió su móvil y fue imposible entrar en contacto. Llegando a la zona de salida pensé ponerme en el cajón de detras del todo aunque mi dorsal era del penúltimo, pero cuando llegué a él, extrañamente no dejaban entrar por detrás del todo, sino que te desviaban al lateral y por el lateral la única entrada que encontré fue la del penúltimo cajón. Por lo que me coloqué por ahí y gracias a eso pude saludar a Manolo Perez y a alguno de los pretorianos que iban con el globo de las 4 horas y media, el que llevé por detrás los años anteriores buena parte del tiempo.


Se da la salida y hasta pasados unos 4 minutos y medio no paso por ella. Juan Garrido gritando como un descosido en el escenario y tomamos un camino que será totalmente recto durante los primeros 4 kilómetros. Consigo un ritmo continuo en torno a 6:30 que de mantenerlo podría ser muy bueno. Una pequeña parada técnica a orinar y el primer paso subterráneo de Arjona hacen que en unos breves instantes pierda algo de ritmo.




En el kilómetro 4 se cruza hacia la Cartuja por el puente de la Barqueta, a esta hora es bonito pasar por aquí, no importa que haya poca gente. Desde la escuela de Ingenieros, se pasa el kilómetro 5 en 33'37 en tiempo neto por el arco. Vuelta despues atravesando toda la Cartuja y por la Ronda de Triana llegar al Parque de los Príncipes. Por aquí sigo encontrandome bien, aunque curiosamente por el paso por la Torre Pelli ya me voy acercando más a los 6:40 que a los 6:30.




Al entrar por la Ronda de Triana hago unos cuantos metros con el amigo Paco Martinez, finalmente se queda atrás, parece que no va a completar el maratón por completo. Saludo a Carpe, que se encuentra haciendo fotos y en la entrada a la Plaza San Martin de Porres a Angel Pérez. Un poco de miedo me da el paso por los adoquines de la plaza, recordando los de Castilblanco. Ya muy próximos a los 10k empezamos a bordear el Parque de los Príncipes y por el arco paso en 1h6m51s, por ahora la cosa pinta bien, un ritmo para acabar en menos de las 5h pero la duda de en donde será el lugar en el que ya no pueda más. Por detrás del Parque aprovecho para otra parada técnica.


Acabando de bordear el parque pasamos a cruzar la calle Virgen de Luján, veo a lo lejos el puesto de avituallamiento. En ésta ocasión los puestos no están fijos en los kilómetros que les corresponde, sino que están más o menos cada 2,5 kilómetros pero donde a la organización les parece (aunque estaba publicado su lugar exacto, pero nadie iba a recordar cada uno de esos puntos exactos). No sé a qué venía ésto por parte de la organización, salvo su propia conveniencia, la verdad. Me tomo por primera vez los masticables de Isostar que tengo preparados para toda la carrera y continúo recuperando mi ritmo. Cruce del puente de los Remedios y volver a empezar otra vez, en el kilómetro 12 de carrera, la recta de salida. Punto negativo del recorrido tener que pasar dos veecs por el mismo sitio, aunque al menos es un sitio muy muy bonito.




Por todo el Paseo Colón, se empieza a notar que cada vez hay menos gente, señal que voy bastante a la cola de carrera, saludo a Hugo y de nuevo continuo bastante bien. Al llegar de nuevo al segundo paso subterráneo, ya es el kilómetro 14, intento no sufrir mucho en la subida y parece que lo consigo, pero cuando ya voy cerca del kilómetro 16, llegando a la rotonda del puente del Alamillo, empiezo a notar molestias en la rodilla izquierda. Demasiado pronto. Kilómetro 18 cerca del Carrefour de Pino Montano. Cosa buena de éste recorrido es que por aquí ya se han recorrido más kilómetros y más tarde no habrá que alejarse tanto del centro, pero yo ya empiezo a encontrarme peor y ya empiezo a estar en torno a los 7 min por kilómetro. Paso otro avituallamiento en la entrada de la Ronda del Tamarguillo y por aquí saludo al amigo Segundo.

Por la Ronda empiezo ya a sufrir, intento mantener el ritmo aunque la rodilla está molestando demasiado. Paso el km 20 en 2h15m58s, esta vez también hay alfombra de toma de tiempos en éste punto, cosa buena porque así tendremos todos los tiempos de paso cada 5 kms y la media maratón.
Camino de la Media Maratón que la paso en 2h23m51s, bien según lo previsto, una buena cantidad de minutos por debajo de lo que sería la media de 7 el kilómetro. Sólo que ya voy corriendo más lento de ese ritmo. Por aquí me anima con mucho brío el amigo Javier Lázaro, y unos metros después de la Media también veo a mi hermana Pili y mi sobrina Ángela. Ahora hay que hacer un rodeo llegando hasta la zona del acueducto (cruce con el km 35 donde en éste momento ya están pasando muchísimos corredores que acabarán en unas 3h  de carrera). Me doy cuenta lo retrasado que voy y la cantidad de tiempo que me queda por llegar a meta.


Por el endomondo me llega el mensaje de que mi familia está en el kilómetro 23 así que me animo para llegar con buena cara, ya que sigo enlenteciendo la marcha y sufriendo con la rodilla. Al llegar a este punto saludo a la familia al completo y me dicen que hay un puesto con réflex. Paro y de la ambulancia me echan el preciado spray en las dos rodillas. Javi me dice que si se mete a acompañarme hasta volver a El Corte Inglés. Y le digo que sí, mejor ahora para que me haga aguantar el trote lo máximo posible, luego será más difícil trotar.

Empezamos un bucle por la avenida Kansas City para llegar al Palacio de los deportes y desde los  Arcos vuelta a éste mismo punto que será aproximadamente el km 27. La ayuda de Javi se notó muchísimo, aunque iba aguantando como podía el dolor y no ponerme a andar, el trote ya era cercano a los 7:30 por kilómetro, tomándome los masticables en cada puesto y bebiendo toda el agua que podía. El dolor de la rodilla bastante intenso, pero afortunadamente permitiéndome trotar hasta ese momento. Bastante parecido al problema del "pata de ganso" que me dejó sin el Maratón de Valencia hace 2 años, por lo que sabía que en cualquier momento podría dejarme sin ni siquiera poder andar. Tenía que guardar un equilibrio entre no dejar de trotar y "guardar la ropa".



Pasando por la Cruzcampo adelanto al amigo Paco Morente, también su primera maratón y que ya va andando con problemas en los isquios. Le animo lo que puedo, también le quedará a él un sufrimiento máximo para llegar a meta. La llegada a El Corte Inglés se me hace muy difícil, pero también son buenas noticias que en las 3 primeras horas he avanzado más de 26 kilómetros. Me quedan otros 16 para otras 3 horas. Andando a 10 el km salen las cuentas, y con esa tranquilidad me conjuro a intentar mantener el ritmo por lento que sea lo máximo posible y ponerme a andar lo más tarde posible, aunque en esos momentos estaba deseando ya echarme a andar.

En la esquina de El Corte Inglés en el km 27 se queda ya Javi y vuelvo a saludar a la familia, ya no les veré de nuevo hasta después del paso de la Plaza de España. Ahora enfilo toda la avenida San Francisco Javier hasta llegar a Manuel Siurot, desde el km 27 hasta más allá del 29. Sigo ralentizando mi marcha hasta límites ya insospechados, paso rápido de los 7:30 a trotar a 8 minutos y lo peor que casi totalmente groggy. Pensando que debo continuar lo máximo posible, primero pensando que he de llegar al 29 trotando, luego al 30, un poco más que por poco que sea será un alivio para el final.
Paso el arco del kilómetro 30 en 3h31m36s de tiempo neto. Ya solo me quedan 12 kilómetros, la tentación de parar al cruzar este arco es muy grande, pero ahora intento llegar al menos hasta el final de Manuel Siurot, al campo del Betis. Pasando por el Virgen del Rocío saludo a Javier Serrano, que se encuentra haciendo fotos.





A duras penas puedo continuar con el trote, pero consigo llegar al campo del Betis, donde hay un arco y Palmerín animando a los corredores. Me hago una foto con él.
Luego sigo trotanto, aunque he llegado a la nueva meta. Escucho mi nombre a lo lejos y no puedo ni mirar, un poco después me doy cuenta que es Marcos, compañero de trabajo, que se ha acercado con la bici. Justo paso el km 31, intento como puedo no dejar de parar. La avenida de la Palmera empieza como un autentico suplicio. Veo unos semáforos a lo lejos y procuro llegar hasta ellos, cuando lo hago vuelvo a resistir a pararme, pero ya voy trotando cercano a los 8:30. Finalmente decido cumplir una última meta que es parar cuando lleve 4h corriendo.

Se acaba la Palmera y tengo que girar a la derecha para bordear todo el parque, justo cuando me topo de frente con la zona de meta, por la que están saliendo corredores que han hecho menos de 4h en la carrera y que ya se van para casa. A mi me quedan aún más de 10 kilómetros. Veo a Nando y me hace unas fotos. Me dice que Pepe Sosa viene por detrás muy cerca.


Sigo aguantando mirando continuamente el reloj para parar cuando justo se cumplan las 4 horas, entro en el parque de Maria Luisa, paso el km 33 y justo cuando entro en la Plaza de España me echo a andar para dar la vuelta por ella. He conseguido mantener el trote desde el 15 hasta un poco más allá del 33 con un fortísimo dolor de rodilla izquierda primero, pero al final ya el dolor era por las dos piernas por completo, es la parte buena, que el dolor de rodilla se difumó entre todo lo demás. Me quedaban 2 horas para hacer 9 kilómetros más.
Por la Plaza de España intento trotar algo pero es casi imposible, por lo que sigo andando confiando en que más tarde pueda moverme algo mejor. Salgo de la Plaza de España, paso el 34 y salgo del Parque en dirección hacia San Bernardo bordeando el Prado. Desde aquí también se ven a los corredores que ya sólo les queda menos de un kilómetro para llegar a meta. Esto de acercarse y pasar tan cerca de la salida en unos momentos que se está pasando bastante mal es muy muy duro.


Por capitanía se encuentra de nuevo la familia, último lugar donde los veré antes de llegar a la meta. Y luego de pasar el Prado giro para tomar la zona de San Bernardo hasta llegar al acueducto. Por aquí la verdad que bastante mal. Eran los peores momentos también porque Marcos me recordaba que quedaban aún 7 kilómetros, pero quedaba bastante tiempo para que se cerrase el control. Sólo había que aguantar el tiempo preciso. Pero claro, pensar en ese momento que hay que llegar hasta casi el puente de la Barqueta y luego volver todo el camino de nuevo es como casi para querer de inmediato volverse a casa.

Pasando por detrás de la estación me encuentro con mi hermana Pili, que me acompaña unos metros y me dice si quiero que me compre una botella de agua. Al principio lo dudo pero la verdad es que voy sequísimo. Los pocos buches de agua que se toman del vaso, enseguida me hacen sentirme con la boca seca, y aunque no hace mucho calor (en los termómetros no vi mas de 19º) al sol se notaba el calorcete. Así que se sale para comprar una botella ya casi al lado del acueducto. En ese momento de inmediato me encuentro a Segundo dispuesto a acompañarme lo que falta y a darme charla para que pase el tiempo de forma más agradable. Y justo en ese instante también, km 35 (4h19m34s) me pilla Pepe Sosa, que tira para adelante para dar su esperado jachazo. Se pensó si seguir conmigo, pero le dije que no que siguiera él hacia adelante. Miro para atrás varias veces y mi hermana no aparece, giramos y entramos ya en la Ronda y después de un rato viene mi hermana por detrás con la botellita. Muchas gracias, porque de ahí hasta el final me vino pero que muy bien.

Entre lo que me recuperó el agua fresca y el palique de Segundo, empecé a encontrarme algo mejor. La Ronda había que atravesarla hasta llegar a La Barqueta, y no se hizo tan dura como el tramo anterior. Me ponía metas cercanas para ir trotando un poco hasta ellas y luego descansar otro poco, con lo que así pasamos los kms 36, 37 y 38. A Marcos de vez en cuando la policía le decía que se separara del camino, pero rápidamente volvía a entrar.
Ya acabando la Ronda, al final no había que llegar a Barqueta, sino unos 50m antes meterse por una calle que confluía en Calatrava, una alegría ahorrarse unos metros, aunque un corredor por delante mia no se dió cuenta y tuvo que volver para atrás. En esta calle y entre un par de coches aproveché para la ultima parada técnica, que llevaba bastante tiempo que no aguantaba más.





Ya hacía bastante más tiempo de trotes, y entramos en la Alameda donde superamos el cartel del km 39. Ya quedaba poco, muy poco y con las calles más estrechas había más sombras y se hacía más corto el discurrir. Incluso adelantamos gente por la calle Tetuán, al final de la que pasamos el 40 (5h10m59s) y entramos en la Plaza Nueva. Aquí Segundo tuvo que irse rápido a pillar el autobús a Alcalá del Río que salía en 10 minutos. Menos mal que pudo cogerlo y muchas gracias a Segundo por hacerme muchísimo más llevadero estos últimos 5 kms de sufrimiento.



Ahora ya lo que quedaba era auténticamente de disfrute. Por la catedral había un arco del Sevilla que pasamos con decoro, y además la foto de pasada quedó fantástica. Inmediatamente el ultimo punto de avituallamiento, en el que intenté rellenar mi botellita con los vasos de agua. Para que se vea la cantidad de agua que llevaban los vasos, tuve que tomar 3 vasos para rellenar la botella algo más de la mitad.



Al final de la Avenida de la Constitución, el arco de Fisiorelax, en el que suele estar animando el auténtico mákina que es @contadordekm tipo genial que le conozco de otras maratones y de seguirlo en las redes, siempre pone las mejores palabras para dar los máximos ánimos cuando quedan pocos kilómetros para acabar la carrera, le saludo y me paro con él para hacerme una foto.
Y ya pasando por la calle San Fernando el km 41 donde hay varios voluntarios animando y empieza a crecer el subidón por llegar a la meta.


Últimos metros y por la cabeza se empieza a pasar todo lo difícil que ha resultado llegar hasta aquí y la inmensa alegría de estar un año más en la línea de meta. En éste mismo año se cumplen 25 años en que conseguí mi Mejor Marca Personal. Acaso hay mejor manera de celebrarlo que haciendo mi Peor Marca Personal, y de nuevo superándome a mi mismo, al yo de hoy, exactamente igual que hice en aquél día? El subidón de alegría es espectacular.



Saliendo de la Avenida de Maria Luisa, me atrapa Paco Morente, al que vi sobre el km 26, nos hacemos los dos un selfie lleno de alegría. Y sin más llegada a la larguísima recta de meta.

Busco a mi familia por los laterales pero no los encuentro, quiero darles a mis hijos un mensaje que tenía pensado desde no demasiado tiempo, desde un día en que teniendo la tentación de usar de excusa la rotura de un brazo para no estar aquí, cosa que no me hubiera perdonado; alguien me preguntó que qué iba yo a obtener de participar en el Maratón. Pensé que yo ya sé que en un Maratón te haces consciente de que se puede tener fuerza de voluntad y persiguiendo un objetivo y esforzándose al máximo cualquier cosa se puede conseguir. Esto fue de las primeras cosas que aprendí de un Maratón, me dio fuerza y coraje para conseguir innumerables cosas más, pero ésto ya lo sabía, no es algo que vaya a conseguir en el día de hoy, sino reafirmarlo.


Finalmente les veo y me voy hacia ellos, parando aquí unos instantes y les hablo. Seguro que con la emoción del momento, poco de lo que les dije entendieron. Les dije lo que yo ya sabía que se aprende al hacer un Maratón y finalmente lo que yo podía conseguir. Y lo que podría conseguir es traer inspiración para ellos, que vieran el ejemplo de que a pesar de las dificultades, no deben de servir de excusa para no intentar hacer algo, sino un acicate para dar la vuelta a esas dificultades y convertirlas en una oportunidad de hacer algo más grande. Una muestra de que ellos puedan ver que con esfuerzo y lucha pueden conseguir cualquier objetivo que se propongan y que cuando se lo propongan deben ir a por ello. Así que la mayor alegría del día era verlos allí y que de todo esto puedan aprender algo.

Después de un par de minutos allí parado, me dirijo por fin hacia la meta, pero un poco después me dio mucha alegría ver allí animándome a mi sobrina Elena con su marido y sus niños: Jose Antonio y Javier. Última paradita en el camino y para final de fiesta, el saludo de todos los años con el mejor speaker del mundo, con Juan Garrido y con Alfonso, estuvimos charlando un ratito y quedamos citados para el año que viene de nuevo en el mismo sitio.



Entro en la meta con 5h33m36s, como no podía ser de otra manera, mi Peor Marca Personal y exultante por ser ésto un grandísimo triunfo. Recibo mi medalla, poquísima gente por la zona de llegada, se ve que ésto de llegar tan tarde está fuera de lo común, cuando no debería de serlo.
Después de coger un plátano, me encuentro con Pepe Sosa, nos felicitamos mutuamente y nos hacemos unas fotos. Si de algo me arrepiento de éste Maratón es no haber ido unos cuantos kilómetros con Pepe desde el inicio.


De camino a la zona de guardarropa para ver a la familia y me dolían casi los pies tanto como las piernas, cuando les vi me tuve que tumbar un buen rato en el césped para que se pasara.
Ahora queda recuperarse, especialmente las rodillas que parecen muy perjudicadas. A ver si lo consigo y próximamente puedo acabar mi maratón número 14.

martes, 12 de febrero de 2019

Preparación para el Maratón 2019

En éste año no  he publicado ni una sola entrada sobre mi preparación de la Maratón de 2019. Las primeras semanas un poco por dejadez. A partir de mi caída y rotura de la cabeza del radio en el brazo izquierdo, porque tampoco había mucho que contar.

Desde finales del mes de Noviembre estuve usando como base el entrenamiento de nivel intermedio basado en pulso cardíaco para Maratón de Garmin Connect. Con no muy buenas sensaciones, avancé con un mayor kilometraje de 23 kilómetros el pasado 15 de diciembre. Ha sido el día de mi entrenamiento más largo para el Maratón.

Después, en la carrera de Castilblanco vino la caída. A partir de ahí, tres días de parada total, pensando qué debería hacer. Si dejarlo por imposible, descansar éste año y no intentarlo de ningún modo. O bien, no quedarme parado e intentar primero no perder mucha forma y luego intentar recuperar un poco para, tener la posibilidad de llegado el 17 de febrero intentar acabar la carrera administrando las 6 horas que hay de tiempo límite para finalizar la carrera. Y elegí ésto último, podía ser bonito llegar a acabar el Maratón  superando todos éstos problemas, la verdad es un reto que me ha seducido mucho.

Desde el día 30 de diciembre tuve el brazo escayolado. Desde el día 2 de enero hasta el día 9 sin faltar ningún día estuve haciendo bicicleta reclinable y estática. entre una hora y hora y media todos los días. El día 10 en la visita al traumatólogo para mi sorpresa, decidió quitarme ya la escayola y dejarme el brazo sólo el cabestrillo. Desde entonces, sin abandonar el gimnasio, todos los días sin descanso, pasé a hacer más eliptica, agarrado de un sólo brazo, pero un ejercicio más parecido a correr y menos lesivo para las posaderas. Poco a poco fui pasando también por la cinta de andar, andando rápido ya que correr con el cabestrillo se hacía muy extraño.

A partir del 21 de enero ya el médico me quitó el cabestrillo, tuve que empezar una rehabilitación de fisioterapia. Dos semanas con ella, pero la típica de centtro de rehabilitación donde dos fisios intentan a duras penas y sin conseguirlo tratar a la vez a 7 u 8 pacientes. Empecé ha unir a la elíptica la carrera suave en cinta, y el 25 de enero fue el primer día que corrí por la calle. Fueron 14 kilómetros, para probar si había conseguido mantener más o menos la forma. Tuve buenas sensaciones, aunque acabé con agujetas en las piernas. Señal del cambio de la elíptica a correr. A partir de éste día decidí ya hacer los entrenamientos de carrera más cortos en el gimnasio, con la cinta y abandonar la elíptica.

Las siguientes tiradas largas fueron 17 kilómetros el 29 de enero, y casi 23 kilómetros el 3 de febrero.
En ésta semana tuve un ligero contratiempo, pues me seguía molestando la muñeca izquierda. Por recomendación del fisio, el traumatólogo me pidió una resonancia de muñeca. Lo normal es que el 1 de febrero hubiera pedido ya el alta, pero tuve que esperar al resultado de la resonancia. En ésa cita con el traumatólogo, además, me insistió mucho en la poca movilidad del brazo, tengo problemas de flexión y extensión completa por el codo.
Dado que con las sesiones de rehabilitación estaba claro que no iba a ser suficiente, Jose Antonio Salas Lluch me está dando sesiones adicionales, tengo citas para todo el mes de febrero, dos a la semana y algunas en marzo. Espero con ellas, sesiones de fisioterapia de verdad, acabar con el problema de flexión del codo.

Y en ésta pasada semana, cuando vino el informe de la resonancia un nuevo susto. Aparece una rotura en la inserción del fibrocartílago triangular. Pensaba que quizás me tuvieran que inmovilizar de nuevo la muñeca, no poder darme de alta y con ello no poder correr el maratón. Hasta el 10 de febrero tenía tiempo para olvidarlo y que me guardaran el dorsal para 2020. Pero antes tenía que ver el traumatólogo, para ver qué me decía sobre este problema en la muñeca. El día 6, conseguí que viera el informe de la resonancia. Y afortunadamente me dijo que no me preocupara por eso, no había que inmovilizar nada sino con el tratamiento de fisio esperar a que desaparecieran las molestias. Y así pude ya coger cita para ayer lunes y definitivamente poder tener el alta. Y en los últimos días de entrenamiento llegar a unos 15 kilómetros que me dejaron buenas sensaciones.

Sigo con las sesiones de fisio, recuperando cada vez mayor movilidad del brazo, pero las piernas intentarán llevarme donde pueda ser el día 17. Si es a la meta, en el tiempo que sea, fantástico, si no intentaré llegar lo más lejos que pueda. Podría quedarme en casa con una muy buena excusa, o bien intentar superarme a mí mismo. Pero no a mi Yo de hace unos años, sino a mi Yo actual.