viernes, 26 de mayo de 2017

20º 101 Kms de Ronda. La Crónica

Desde el balcón del Puerto de la Muela se divisa ya toda la Hoya del Tajo, pero con poca visibilidad debido a la niebla. Aun no ha amanecido y con dificultad se divisa un camino que se va empinando poco a poco y que atraviesa hasta salir por el otro extremo de una gran hendidura. Al pasar cerca del Tajo ya hay algo más de claridad, aunque casi no se ven las casas, la niebla tan sólo permite ver una fantasmagórica silueta del puente. La vista es espectacular. De repente el disco solar aparece por el otro extremo, detrás de las casas y barre las últimas briznas de niebla. Todo el cuadro queda finalmente radiante y esplendoroso de luz.



En los años en que no tuve la fuerza mental ni física para poder finalizar los 101 kilómetros de Ronda, en mi cabeza siempre imaginaba el final de la carrera de ésta forma. No se por qué pero siempre me lo imaginaba así. En 2014, cuando conseguí finalizarla, aunque fue una imagen inolvidable e imborrable, lo que me encontré no se parecía a ésto. Sin embargo, siempre lo imaginaba así. Bueno, así y con música de "El último Samurai" para terminar de completar la escena.

PENSAR A LO GRANDE.


Después de dos años sin participar, este año volvía a enfrentarme al reto. Aunque intenté conseguir dorsal por individual y por equipos sin suerte. Ya estaba convencido de que no participaría y llegó la oportunidad gracias al libro conmemorativo de ésta que es la XX Edición de los 101 kms de Ronda, gracias a Mateo Cabello, y finalmente gracias al Coronel Armada, que nos dieron la asignación del dorsal que no habíamos conseguido obtener, a los que habíamos escrito un capítulo del libro.
Sería mi cuarta participación en la prueba, con 2 abandonos y sólo una finalizada anteriormente. Mi objetivo era empatar. Pero seguro que de todas las ediciones anteriores en ésta es la que me sentía menos motivado. Asistir la semana de antes al acto de presentación del libro fue una buenísima idea. Porque fue un acto muy bonito, y conocer en personas a gente tan especial y tan modélica como los mismos Mateo y Armada, supuso un plus de motivación adicional que como digo, no llevaba.

Finalmente otro acierto fue ir desde el viernes, a compartir casa con Carpe, Pacokrack, Pepe, Francis, Esteban, y sus primos. Me lo ofreció Carpe un día que me lo encontré entrenando por las cercanías de casa y cambié el autobús Pretoriano por compartir la aventura con ésta buena gente. Y fue un acierto tremendo porque me lo pasé bastante bien. Además de poder vivir los prolegómenos, pude descansar bastante más la noche anterior a la carrera.

Así, el viernes por la tarde Carpe se pasó por casa a recogerme y llegamos a Ronda directamente para recoger los dorsales de otros compañeros, al Polideportivo El Fuerte. Que vaya lío para poder aparcar por allí entre tantísima gente.
En mi caso recogería la camiseta de participante, y aprovecharía para dejar las mochilas que tenía preparadas para Setenil y el Cuartel. Vaya lío y quebraderos de cabeza decidir qué dejar en las mochilas. Finalmente se deja un poco de todo, pero como cosas principales: Los bastones en la mochila de Setenil. Zapatillas de mayor agarre en barro en la mochila del Cuartel. Aparte de eso, mudas completas de camiseta de manga corta y larga en ambas mochilas. Bocadillos para recargar la mochila cuando se fueran acabando. En la mochila que llevaba a la espalda iba a llevar el frontal y las cosas más necesarias como el chubasquero por si llovía o hacía frío y unas mallas largas obligatorias.

Con dificultades para meter las mochilas en las bolsas, con frío y de vez en cuando algún chaparrón, finalmente conseguimos dejarlas a los legionarios para que las subieran a los camiones. Además por allí pudimos saludar a algunos amigos. Entre otros a Carmen, Estrella, Plácido, y algún que otro más.
Luego comprar alguna cosa en el Aldi, por lo amables que habían sido con nosotros dejándonos aparcar, y ya tiramos hacia la Alameda para vivir el ambiente y hacer la cena de la pasta.


Cuando finalmente conseguimos aparcar y llegamos; el frío y algunos buenos chaparrones no habían conseguido disminuir la fiesta, y en la carpa de la cena había una gran cantidad de gente, tanta que fue complicado coger mesa. Aunque finalmente sí que lo conseguimos. Además se unieron al grupo los primos de Esteban. Que iban a estar disfrutando del ambiente de Ronda, de la carrera, pero que no iban a participar.
De cenar, refresco, macarrones con tomate y aliño de patatas. De postre un plátano. Los macarrones estaban bastante pasadetes, pero el aliño estaba super delicioso.
Después de comer se unió a nosotros el único que quedaba, Francis. Ya le conocía pero menudo descubrimiento de un crack que es capaz de hacerte los 101 en 12 horas y pico a pelo, sin mochilas de ayuda y además el tío más sencillo y locoperdío. Me tocó dormir con él.


Luego de pasar otro poco de frío de camino al coche, nos fuimos para Montejaque, donde teníamos la casa. Cada uno se buscó su cama y con poco que preparar porque ya estaba todo bien preparado nos acostamos. Con los nervios, yo calculo que llegaría a dormir unas 5 o 6 horas a lo sumo, lo cual está bastante bien. Antes de las 8 ya estabamos en planta y desayunando.
Preparación de la equipación. Pomada de Proskin en los sitios de rozadoras problemáticas. Ya la noche antes me lo había echado en los pies, y de nuevo una buena pasada para que se hiciera una película protectora importante. Van a ser los primeros 101 en que usaré en los pies una nueva táctica, mucho más arriesgada que en las anteriores ocasiones que siempre me puse o bien Omnifix o Compeed. En ésta ocasión iré sin ponerme nada en ellos. Tan sólo la pomada, y unos calcetines que me quedan bien ajustados y en los que confío. Con esta táctica no me han salido ampollas ni en Pretoriana, ni Turdetania ni Veleta. Pero esto realmente va a ser una gran prueba de fuego.
El sueño imposible para cualquier cientounero es que no le salgan ampollas.


El día amaneció fresco pero totalmente despejado, sobre las nueve ya tiramos camino de Ronda, que había que encontrarse con alguna de las gentes que iban en el autobús. Por el camino Francis, que nos llevaba en su coche, decía que estaba deseando que hiciera calor, para que llegara un instante en que según sus notas ya no pudiera mejorar sus marcas de otros años y a partir de ahí disfrutar la carrera. Le dije que sintiéndolo mucho me daba la impresión de que iba a hacer uno de los mejores años para correr 101 kms y difícilmente repetible en mucho tiempo. Al final se hizo realidad. Y por supuesto Francis tuvo mala suerte y destrozó su mejor marca.

Francis nos dejó cerca del estadio y ya nos despedimos de él, completamos el viaje a la entrada del estadio a pie. Antes de entrar en él nos reunimos cerca de donde alguna gente debía de dejar las mochilas, y así, nos encontramos con algunos Pretorianos, entre los que estaba Angelito, y con el grupo con los que en principio había pensado hacer la carrera: Javier Gil, Chari y Nando. Mientras tanto, las bicis estaban ya saliendo, Se veía espectacular el estadio de lejos, vaciándose de bicis.


Entramos por fin, sobre las 10:20. Nos fuimos colocando por el estadio, y ya se veía todo como siempre. Los diversos corrillos de gente, algunas cámaras de televisión, y el coronel Armada con su séquito saludando y haciéndose fotos con quien podía, mientras tanto ya me estuve comiendo el primero de los bocadillos, uno de jamón. Yo estaba al tanto de no alejarme mucho del grupo de los de mi casa, ni del otro grupo de Javier Gil. Dudaba de a qué grupo acoplarme. Ya que no quería distanciarme mucho de los de la casa. No quería llegar mucho más tarde que ellos y que me tuviesen que esperar para luego ir camino de Montejaque luego de la carrera. No quería ser un lastre para ellos, y eso era una cosa bastante probable. Que llegara con 2 o 3 horas de retraso o peor respecto a ellos. La mayoría con mucha experiencia en carreras de 3 cifras y especialmente en los 101.
Así que como el grupo de Javier Gil se colocó un poco más adelante, me puse con ellos para la salida, y con el rabillo del ojo miraba por detrás a los otros que estaban un poco más atrás.


Así, se dieron los discursos y los vivas a España, al Rey y a la Legión. Todo el mundo gritaba sin parar, la música de salida de siempre, pero yo seguía un poco con el alma fría, apático, no sé.

La cabeza debe estar preparada para Actuar en Pequeño. No es momento de pensar, sino de actuar. Dividir la carrera en metas intermedias. El primer hito importante es llegar al Pilar de Coca.

Salimos bastante más atrás de lo que me hubiese gustado. Por lo tanto en los primeros metros no había más remedio que andar mucho. Aunque cuando ya llegamos a la Avenida de Málaga y la carrera Espinel, en bajadita, y con las calles a reventar de gente aplaudiendo, empezamos a trotar y ya se fue caldeando mucho el ambiente. Al llegar a la plaza de toros, la novedad que yo nunca he vivido, que es pasar por el interior de la plaza de toros, dando un rodeo al perímetro del ruedo, por el albero. La verdad que muy bonito y espectacular. Salida por otra puerta para ir a tomar el puente sobre el Tajo, por el que dentro de menos de 24 horas veremos si somos capaces de volver a pasar de vuelta hacia la meta. Giro a la izquierda para la bajada de la Cuesta de Santo Domingo, lugar precioso y como siempre muy animado por la gran masa que avanza. Justo ya saliendo de Ronda, aprovechando para hacer la primera parada técnica y ya definitivamente salimos de la ciudad, a la búsqueda del primer hito importante que es la cuesta de los caramelos. Para llegar allí se avanza como se puede, la mayoria del tiempo andando, entre la gran cantidad de gente que hay. El terreno está algo irregular con algunos charcos, pero prácticamente no hay barro y no hay dificultad para avanzar.


Llegamos ya a la cuesta de los caramelos. Después de ser la 4ª vez que paso por aquí, no sabía que tuviera ese nombre y Javier me dice que es porque arriba se pone un niño a dar caramelos. Pues nunca lo había visto, la verdad. La subida se hace dura, y como siempre que vamos andando el grupito se me escapa y me quedo detrás. Finalmente al llegar arriba, es verdad que está el niño con una estita repartiendo caramelos, y además desde aquí arriba hay una vista espectacular de la gente subiendo a esta colina y de Ronda a lo lejos.

Sigo con la vista a lo lejos a los del grupo y en cuanto el terreno deja de subir empiezo a trotar hasta ponerme a su altura. Voy un rato con ellos, pero vuelve a pasar lo mismo, que andando se me escapan y tengo que ponerme a trotar. Finalmente voy trotando para cogerles algo de delantera y cuando yo voy andando me van cogiendo. Al revés de como iba. Giramos a izquierda por el camino que se dirige al Pilar de Coca. Por aqui el terreno es bastante favorable, y además el calor desaparece casi por completo, porque  lo que amaneció un día totalmente despejado se ha ido cubriendo de nubes poco a poco y ya el cielo se encuentra cubierto en su mayoría.
Con el cielo nublado entran ganas de trotar y el paisaje es muy bonito. Javier me acompaña la mayoría del tiempo. Poco antes de llegar al avituallamiento nos adelantan un grupo extenso donde se encuentran muchos pretorianos, entre ellos Carpe, así como Pacocrack, Pepe y Esteban. Por lo tanto de los que estamos en la casa, ya voy por detras de todos.


El avituallamiento número 2, del Pilar de Coca es donde primero relleno los botes de agua, y tambien con las pastillas esfervescentes hago bebida isotónica. En la carpa donde están los vasos, fruta, etc hay una gran pancarta con uno de los espíritus del Credo Legionario. Pancartas que nos acompañarán durante toda la carrera.
El Espíritu de compañerismo. El sagrado juramento de no abandonar jamás un hombre en el campo hasta perecer todos.
Somos equipo. Todos somos necesarios. El éxito es llegar juntos. La victoria es común. Espíritu que inunda los equipos cientouneros.
Avituallamiento al que llego en 1h43m. Son unos 10,5 kms de carrera. Tiempo 20' peor que en 2014 e incluso peor que el de 2013.


Actuar en Pequeño. La siguiente meta, llegar a Arriate.

De aqui hasta el puente de la Ventilla prácticamente todo el tiempo lo paso acompañado de Javier. El recorrido sigue siendo bonito, pero ya hay más toboganes, subidas y bajadas que poco a poco van haciendo mella. Aunque el tiempo sigue muy bien, cada vez se está poniendo más oscuro y amenazante de lluvia. Subimos hasta el Cortijo de los Aguilares, pasando el puente de Pasos Largos. En la bajada hasta finalmente llegar al Puente de la Ventilla, ya nos encontramos con algún marchador con las piernas bastante perjudicadas.


Como siempre, mucho público en el Puente de las Ventillas, ya es tradicional que muchos amigos o familiares se vienen hasta aquí porque la carrera se ve pasar dos veces, y casi que es un punto de avituallamiento adicional. Por aquí pude saludar al amigo Jose Ruiz, que había ido a ver la carrera con su mujer, y un poco después a Pili, de los Pretorianos.
Se echó mucho de menos a la familia, a los amigos, de los pasos de otros años. No se aprecia del todo la fuerza y energía que dan hasta que no la tienes.

Entramos juntos en el campo de Navetas Javier y yo, y cuando nos acercamos hasta las instalaciones, me cruzo con el Coronel Armada y su séquito que viene de vuelta de inspeccionar el lugar. Me paro a saludarle y le digo que soy el del km81 del libro. Damos un pequeño rodeo para entrar en las instalaciones, y por allí vemos al fotógrafo de los programas del corazón Miguel Temprano. Entramos en el puesto de avituallamiento pero cojo poco de comida, porque ya saco otro de mis bocadillos para comérmelo.


Mientras me lo como me vuelvo a quedar algo atrás, pero vamos por un terreno cómodo. Nos cruzamos con los participantes que salen del bucle, volviendo del circuito Ascari. Cuando acabo el bocata de filete, troto de nuevo hasta que pillo a los compañeros.
El recorrido de este bucle es más corto que en años anteriores, que se rodeaba por completo el Circuito Ascari. Ahora se llega sólo a ver en la distancia y no se rodea. Pero antes que eso pasamos por el 4º puesto de avituallamiento, en el que prácticamente nadie se paraba. Realmente estaba bastante cerca del anterior, bien para rellenar agua en caso de calor, pero en éstos momentos estaba nublado y cada vez más amenazador. Mientras divisamos a la derecha el Ascari, giramos a izquierda para coger el camino principal que nos llevará de nuevo a la entrada de Navetas.


Por aquí al principio vamos en grupo trotando algo más y en un momento determinado veo como de la riñonera se resbala la cámara de video y cae al suelo. Menos mal que Javier está atento para recogerla, será un primer aviso para lo que vendrá después. De camino para el avituallamiento de Navetas me pongo a wassapear con la familia y todos los del grupo se van por delante.
No es problema, porque el terreno es en suave cuesta abajo, así que me pongo a trotar, pero se ve que le han dado fuerte porque me cuesta casi 2 kilómetros de trote para volverlos a pillar y ya prácticamente encima del avituallamiento número 5, el de Navetas. Aquí veo una nueva pancarta del credo legionario.

El espíritu de amistad. De juramento entre cada dos hombres.
Amistad con mayúsculas, en la que dos deportistas sellan un compromiso sincero, incondicional, eterno y voluntario.

En éste avituallamiento es donde dan el primer sandwich de jamón york y queso, y un donut. Mucha gente se para a comer, a arreglarse los pies, descansar. Pero nosotros seguimos, aunque como antes, mientras voy comiendo y andando los demás avanzan más rápido. Ya acercándonos al Puente de la Ventilla en la salida del bucle, empieza a chispear. Justo al salir vuelvo a ver a Pili, y me da unos sorbos de cocacola. Pero ya el grupo ha seguido muy por delante.

Mientras acabo de comer y tomarme el donut, la lluvia se hace más fuerte, y finalmente decido parar y sacar el chubasquero de la mochila. Me lo pongo y continuo andando. A pesar de que son las 3 de la tarde el día está muy fresco. Cosa que está muy bien aunque el miedo de que la lluvia no acabase pronto.
Ya llegando al avituallamiento 6, la Estación de Parchite, la lluvia cesa. En este puesto tampoco para casi nadie, sólo hay una cisterna metida dentro del barro. Paso de largo y tomamos la carretera ya asfaltada que en suave bajada te lleva hasta el pueblo de Arriate.


Por esta carretera todos los años se ponen en muchas de las casas a dar agua o a refrescar a la gente con mangueras, pero este año para nada era necesario. Empiezo a trotar la mayoría del tiempo, tramos largos de trote compaginando por algún pequeño descanso andando, y sigo sin ver al grupo de Javier Gil, que siguen bastante por delante mía.

Por aquí es por donde en mi trote se produce un cambio. Me empiezo a encontrar bastante bien, ningún dolor en las piernas y me empiezo a convencer de que aunque llegue a la altura del grupo de Javier, voy a continuar avanzando por mi cuenta con el trote hasta donde pueda. Es extraño, pero algo dentro de mí me hace ver claro que la fuerza que me lleve a la meta, va a salir de mi interior. Tengo que fijarme en mí mismo y de ahí debe salir. No debo fijarme ni estar pendiente de nadie más.

Pero el caso es que avanzo y sigo sin cogerlos. Entro por fin al pueblo de Arriate, bastante animación, y se ven algunos participantes en algunos bares. Por aquí es donde veo por primera vez a un participante que va descalzo, andando por la acera con muchísima dificultad. Por lo que he podido leer luego, sólo pudo llegar hasta Setenil. Increible el sufrimiento que debería llevar, marchando de ésa manera.
Ya por la parte más interior del pueblo, finalmente dí con el grupo de Javier, Chari y Nando. Estaban parados bebiendo algo de cerveza. Me ofrecieron un trago, pero ya tenía decidido que iba a tirar por delante, y seguí mi trote por el pueblo. Un poco después ví a Pepe Roldán que estaba con Carpe y Jose Luis Martín. Los adelanté y Pepe me estuvo ofreciendo algunas cosas. Carmen iba un poco por delante, pero ya no la pude pillar siguió avanzando muy rápido.


Seguir actuando, actuando en pequeño. Queda por delante la subida de la Cuesta de los Cochinos, hay que subirla, y bajarla, hasta llegar al cruce de la Romería.

Ya mi apatía había desaparecido, después de todo el rato de trote y de alcanzar a mucha gente me había venido un buen subidón, y ahora estaba trotando todo lo que podía. Estaba recuperando muchos puestos y pasando a mucha gente. Uno de ellos me reconoció, como amigo de Segundo, Rafael Benitez. Me dió ánimos y saludos para Segundo. Y ya pasamos una parte muy bonita que hay a la salida del pueblo, donde se pasa por algunos puentes, y a poco de salir en otra casa otro niño dando caramelos y agua, que me llenó el bote.


Comenzó la primera parte de la subida. Este primer tramo no es la parte principal de la subida de los Cochinos sino hasta la Casa del Marqués, el 7º avituallamiento.
Por aquí paso exactamente en el mismo tiempo en que lo hice en 2014, 5h16m. Venía recuperando mucho tiempo desde que me puse a trotar. Ya que en el Puente de la Ventilla llevaba 25 minutos de retraso. El subidón había tenido sus frutos. Aquí como principalmente mucha fruta para recargar fuerzas. Tambien lo hago con los botes, siempre rellenado y haciendo bebida isotónica con los esfervescentes de Isostar. Nos encontramos con una nueva frase del Credo Legionario.

El espíritu de union y socorro. A la voz de "A mi la Legión", acudirán todos, sea donde sea, y con razón o sin ella defendrán al Legionario que pida auxilio.
Este grito significa activar el resto de los espíritus.¡Cuántas veces se activa en la prueba, incluso sin llegar a gritarla!.

Y así comienzo el ascenso por la cuesta de los cochinos. Como otras veces, sin prisas y sin arriesgar. Me lo tomo con mucha calma. La subida es dura, y no quiero desperdiciar todo el esfuerzo del trote anterior forzando a los músculos más de la cuenta. Perder 4 o 5 minutos en esta subida no tiene importancia y lo que hay que hacer es emplear la mínima energía necesaria en llegar arriba. Aprovechando que tiene varios zig-zags, en las rectas la subida es más llevadera, y hasta se puede disfrutar de las vistas del pueblo de Arriate a lo lejos. Pero en las curvas se hace duro, echo muchísimo de menos los bastones que me hubiesen facilitado mucho la subida, quizás los tenía que haber cogido desde el principio. En la parte final se convierte en una recta que se va endureciendo más y más. Por aquí me adelanta de nuevo bastante gente, pero no me preocupa porque lo que quiero llegar es arriba bien entero. Llego arriba, haciendose muy larga la subida, porque en un par de momentos pensaba que llegaba el tramo final y no era así.

Una vez se suaviza el terreno, sigo andando un buen tramo más para no forzar más las piernas después de la subida, pero en cuanto hay alguna pequeña bajadita ya empiezo a trotar de nuevo un poco. Finalmente veo el siguiente punto importante del recorrido. El Avituallamiento 8, el Cortijo del Polear. Un lugar donde siempre ponen un puesto médico y siempre aprovecho para que me echen la pomada legionaria milagrosa en las piernas. Este año no iba a ser menos. Y les pedí que me pusieran la pomada por toda la pierna. Además, en éste avituallamiento además de la fruta y bebida habitual, también tenían pastelitos. Cogí un par de ellos para recuperar fuerzas en la bajada. Nos encontramos con el siguiente espíritu.


El espíritu de marcha. Jamás un legionario dirá que está cansado. Hasta caer reventado, será el cuerpo más veloz y resistente.
Ánimo que no desfallece, corazón que exige al cuerpo llegar a límites insospechados sin queja, fe en alcanzar el objetivo de cruzar la meta.
Cuando ya iba a abandonar el avituallamiento, llegaban a él Javier, Chari y Nando. Nos despedimos y ya no volvimos a vernos en el resto del dia.

Hasta el cruce de carretera donde se monta la romería todos los años, el camino es en bajada, normalmente poco pronunciada salvo algún pequeño tramo, pero hay que tener cuidado y tampoco forcé mucho tan sólo troté en los tramos donde no era demasiado pronunciada. Por aquí volví a ver y ya no más al marchador que iba descalzo, que iba pasándolo muy mal intentando no pisar las muchas piedras sueltas que había por el camino.

Fijar otro objetivo en el camino, este algo más exigente. Trotar todo lo posible desde aquí a Setenil. Actuar en pequeño.


Al entrar en la zona de la romería, donde éste año los bomberos no refrescaban con agua, volví a entrar en contacto con la familia con el wassap. Les dije que iba mucho mejor y que iba a trotar lo máximo posible hasta llegar a Setenil.
En el primer tramo hasta el avituallamiento 9 del Cortijo de la Manga terreno más bueno, voy turnando grandes tramos de trote con algunos descansos. Adelanto gente pero de vez en cuando en los descansos algunos me vuelven a alcanzar a mi. Sigo sólo, y sin música, a diferencia de como me es habitual. No me entran ganas de escucharla porque voy pendiente y disfrutando del entorno, de la gente, del ánimo de los legionarios que hay en el camino, alguno incluso desde un coche. En el avituallamiento cojo algo de fruta y tiro para adelante.


En el siguiente tramo ya llegaremos hasta Alcalá del Valle. Por aquí el terreno es un poco más sinuoso aunque sin mucha dificultad. Vuelvo con el trote a tramos. Disfrutando hacia la izquierda con las vistas de Setenil, que se ve a lo lejos. Aprovecho de nuevo para seguir comiendo otro bocadillo y así recuperar fuerzas. La verdad que los bocadillos de jamón y de filete empanado me están sirviendo mucho porque me apetecen tomarlos y noto que me renuevan las fuerzas y es una fuerza que dura más tiempo, a diferencia de lo que puede ser un gel. La carrera se sigue poniendo de muy buen color, porque ya son unos 45 los kilómetros que llevo y sin rastro de ampollas. Precisamente por aquí fue donde me empezaron a salir en 2014.


Y me sigo retroalimentando y me empiezo a dar cuenta de que si no me aparecen ampollas y las piernas siguen aguantando, podría ser que estuviera por debajo de 20 horas, lo que sería para mí inimaginable. Pero intento olvidarlo y tener los pies en el suelo porque queda mucha carrera aún y en un momento se puede fastidiar todo. No es el momento de Pensar a lo Grande, sino de Actuar.


En las cercanías de Alcalá, después de un repecho ya todo es en bajada hasta el pueblo, con unas vistas estupendas. Por aquí me encuentro con Marmen, que va con su hermana y otra amiga, que quieren acabar por primera vez. Les doy animos y nos hacemos unas fotos y sigo de trote para el pueblo. Estupenda la animación que hay por el pueblo, entre los que estaban animando, Abencio que me pregunta que sensaciones llevo.
Paso por la plaza donde normalmente se ponía mi familia, les vuelvo a echar en falta.

Y llego hasta el avituallamiento 10, en el que hay una pequeña cola, y como no veo que den gel, y los grifos para rellenar los botes están fuera, pues  ni siquiera entro en él. Aquí vemos otro nuevo espíritu del Credo Legionario.
Espíritu de sufrimiento y dureza. No se quejará de fatiga, ni dolor, ni de hambre, ni de sed, ni de sueño. Hará todos los trabajos, cavará, arrastrará cañones...
Sufrimiento por convicción y dureza por la adversidad., sin arrepentimiento, con alegría. Espíritu que aparece en el cientounero cuando su corazón le dice que este año lo volverá a intentar, que quiere correr los 101, que aún sabiendo el sufrimiento que supone está dispuesto a volver a vivirlo.

De salida de Alcalá del Valle lo único que me noto es un fuerte dolor de pies, pero de ampollas nada, y muscularmente las piernas siguen sin quejarse. Pero ahora viene la fortísima cuesta de salida, con desniveles de casi el 30%. Menos mal que es muy corta. Cuesta trabajo subir, pero de nuevo hay que tomarlo con mucha tranquilidad para ahorrar fuerzas. En la cima un espectador me hace una estupenda fotografía.



Empiezo el camino hacia Setenil, la tarde se ve preciosa con un paisaje salpicado de nubes y el sol ya bajo en el horizonte, ha sido un dia ideal de temperatura y climatología. Lo que queda que esperar es que de noche no haga demasiado frío. Vuelvo a comunicar con la familia y Merche me manda mis tiempos de paso que se ven en directo en la pagina web. Me deja muy sorprendido que desde los primeros puntos de control he recuperado muchísimas posiciones, lo que me hace todavía coger más moral. Posición 2646 en Navetas, y 2276 en Alcalá del Valle. Impresionante.
Esto me hace animarme mucho más, pero de nuevo me entran ganas de volver a recuperar fuerzas con otro bocadillo. Después de comérmelo recupero mi ritmo de trote, por aquí correr es una delicia. La mayoría del tiempo hay suave cuesta abajo, y el paisaje es espectacular.


Llego al avituallamiento intermedio antes de llegar a Setenil, el de la Huerta del Cura, sólo una cisterna para agua, a las 8 en punto de la tarde. Antes que nunca, y se ven muchas posibilidades de salir sin problema de Setenil bastante antes de que se ponga el Sol.


Me pongo de nuevo en marcha y enseguida llego a la fuerte bajada que acabará entrando en Setenil. Cuando voy a coger la cámara para grabar esas bonitas vitas me doy cuenta que no está en la riñonera. Se me debe haber caído otra vez sin darme cuenta, y me parece que la he perdido. De repente se me viene el mundo encima, ¿qué hago?. Lo único es volver sobre mis pasos a ver si la veo, pero será difícil ya que no sé cuándo se ha podido caer. Así que me vuelvo corriendo, subiendo la cuesta que ya estaba bajando, a contracorriente. Al marchador con el que me voy cruzando le voy preguntando si ha visto una cámara. Hasta que con muchísima suerte el cuarto o quito que me cruzo me dice que sí, que la ha visto y que la había guardado en la mochila para devolverla. Me dice dónde está y la recupero. Muchísimas gracias de verdad. Menos mal que hay montones de buena gente en esta carrera. realmente pienso que cualquiera que la hubiese visto tirada hubiese hecho lo mismo, pero le agradezco una barbaridad su gesto a este anónimo marchador. También fue la suerte de darme cuenta muy poco después de que se hubiese caído.


Luego de este shock, entro ya por las calles de Setenil, paseando por este pueblo tan bonito. Muchas vueltas hay que dar por él hasta llegar al avituallamiento. Al principio parece que no hay mucha gente, pero al llegar a la calle de los bares debajo de la zona de cuevas, la animación está a tope y gente para reventar. entre ellos saludo a los primos de Esteban, que me saludan muy efusivamente y me dicen que el grupo de Pacocrack va muy cerca mía. Así que salgo de allí pensando que a ver si los puedo pillar en algún sitio.


Por fin llego al colegio donde se retiran las mochilas. Llego en 9h42m, sólo 2 minutos antes que hace 3 años. Cuando llego intento ser rápido en todas las cosas que quiero hacer. Primero voy a beber algo de cocacola. Luego me pongo en una pequeña cola para recuperar la mochila. Me hacen irme para la zona de gradas para maniobrar con la mochila. Allí intento ser rápido. Lo imprescindible es coger los bastones, con ellos ya podré subir las cuestas y andar mucho mejor. Luego coger los 3 bocadillos que guardo aquí, para tomar por el camino porque ya no tengo en la riñonera. Y por último y como parece que ahora va a hacer más fresco, cojo una nueva camiseta de manga corta y otra de manga larga.
Antes de salir saludo a Marmen y compañía que acababan de llegar. Por ultimo dejo de nuevo la mochila, y finalmente me cojo un sandwich de jamón y queso que daban aquí.
Me lo voy comiendo de camino a la salida, aunque no me gusta mucho y no me lo como entero. Luego nos entregan la luz roja indicadora para la parte de atrás de la mochila, y después de recibir alguna llamada de amigos y hablar algo con la familia para decirles que estaba saliendo de allí, muy contento porque de nuevo salía de Setenil muy temprano, a las 9 y 3 minutos de la tarde.

Actuar en Pequeño. Siguiente meta llegar al Cuartel en condiciones aceptables.



De camino al siguiente punto de avituallamiento, Charco Lucero, las opciones de hacer una extraordinaria carrera siguen intactas. Las piernas van bien, sigo sin tener indicios de ampollas. Y en ésta ocasión, a diferencia de 2014, puedo trotar bastantes tramos, porque además me encuentro con que hay gran cantidad de terreno favorable. El haber ido andando siempre por aquí me había hecho pensar lo contrario, pero hasta casi llegar al siguiente avituallamiento, había muchos lugares para trotar. Estos tramos de trote quizás eran donde más disfruté de toda la carrera, ya que la mayoría no podía ya más que andar por aquí, me hacía sentirme muy muy fuerte.

Y gracias a eso estaba llegando antes a algunos sitios que había conocido siempre de noche. Principalmente la zona del arroyo estaba preciosa, y como siempre con muchos cantos de ranas que hacen del conjunto una escena espectacular. Además si le unimos que iba encontrándome bien, hacía que estuviera disfrutando a rabiar en éste punto. Antes de entrar en ésta zona del arroyo paré un momento a sacar el frontal de la mochila, y ya me lo puse en la cabeza. Ya que en Setenil me había olvidado de sacarlo.

Al llegar a Charco Lucero, km 63, ya era de noche. Aquí me encuentro un nuevo espíritu legionario.
Espíritu de acudir al fuego. La Legión, desde el hombre sólo a la Legión entera, acudirá siempre donde oiga fuego. De dia, de noche, siempre, aunque no tenga orden para ello.
El fuego es la llamada del deber. Se acude allá donde sea necesario, para ayudar a un corredor, atender a un herido o dar agua a un sediento.

Relleno botes y bebo algo de lo que ofrecen rápido, y desde la salida ya comienza la subida que sin duda es la más larga de toda la carrera. Quedan unos 5 kilómetros casi sin parar de subir, lo que se hace duro. Antes de nada me vuelvo a tomar otro bocadillo para renovar fuerzas.

Camino a Chinchilla, siguiente avituallamiento, ya es de noche cerrada, intento mantener las fuerzas y bien concentrado en la subida. Con la ayuda de los bastones voy mucho mejor y al menos ya no me adelanta todo el mundo, sino que mas o menos mantengo las distancias y voy al mismo ritmo que los demás. Continuamente mirando hacia adelante y arriba se ven montones de luces rojas que ascienden por los senderos cuesta arriba. Mirando hacia atras montones de luces blancas tambien.
Aún no ha salido la luna, y mirando hacia el cielo, ya despejado, se ve el cielo absolutamente estrellado. Precioso. También hace frío, pero con el esfuerzo de la subida no se nota mucho. Se nota principalmente en el vaho que despide todo el mundo con la respiración.

Llego a Chinchilla en 11h47m, 5 minutos antes que 2014. Aquí hay más gente que en el anterior avituallamiento, porque también hay puesto médico. En éste punto he tenido bastantes problemas en años anteriores, porque la subida ésta siempre se me ha hecho muy dura. Por ejemplo en 2013 llegué aquí con 2 horas más de tiempo. No quiero pensarlo ni pararme mucho tiempo, así que cojo bastante fruta para seguir recuperando fuerzas, y además me tomo uno de los geles con cafeína de los que llevo encima. Pregunto que cuánto queda de subida, me dicen que poco pero no se ni para qué pregunto porque al menos quedan un par de kilometros que se hacen muy largos.
Aunque el gel de cafeina hace su efecto y de verdad que recupero fuerzas, el final de subida se hace algo más suave. Aún así, en varias veces que se suaviza el terreno pienso que ya he acabado y no es así. Esto no ocurre hasta que se empiezan ya a ver a lo lejos las luces de la ciudad de Ronda. Además de ésto, empieza a salir la luna.

La cuesta abajo es muy muy empinada y por supuesto no se puede correr. Pero lo peor de todo es que empiezo a notar el típico resquemor en la planta del pie derecho, de una ampolla que empieza a salir.
En toda la cuesta abajo prefiero tener precaución, pero al ser tan empinada el pie roza mucho más de lo normal en la zapatilla, y es lo peor que le puede venir a la ampolla. Estamos alrededor del kilómetro 70 ya. Se hace larga también la bajada. Aparte de por los pies, tampoco era el momento de trotar porque los cuadriceps se podrían resentir y no tenía mucho sentido arruinar toda la buena carrera que llevaba. Se me empieza a pasar por la cabeza que en cualquier momento tengo que parar y se va todo al garete, así que mi decisión es forzar lo mínimo y en el cuartel ver qué hacer. Llego a la bajada de cemento, y ya al final de ella, se encuentra muchísima gente animando dando gritos, que subían un montón la moral.

Rápidamente llego al avituallamiento número 15, el de Fuente de la Higuera. Ya ha entrado el domingo, son las 0:10 horas. Tiempo justo para recargar agua y salir pitando hacia el cuartel.
El resto del camino para llegar hasta él se hace muy largo, aunque todo es llano. una pena no haber podido trotar por aquí porque era terreno muy propicio. Yo creo que era un camino algo más largo que el de años anteriores. Pero finalmente, ya llegué al cruce de la via del tren y enseguida estaba ya en la entrada del cuartel. La decisión la tenía tomada. El pie izquierdo estaba bien, en el derecho el inicio de una ampolla. Para eso mejor no parar, ni con los podólogos ni a comer. Cambiarme de ropa con la mochila, para abrigarme un poco más porque iba a hacer bastante frío en el resto de la noche. Recargar comida, y respecto a cambiar las zapatillas para coger las Salomon (mas tecnicas para evitar resbalones en la zona de barro) mejor que no, porque ya que no me iba a curar, prefería no tocar para nada el pie.
Espíritu de disciplina. Cumplirá su deber, obedecerá hasta morir.
Cumplir el deber por encima de todo. Permite que la organización funcione como un reloj.
Llego a la puerta del comedor a las 1:00 de la mañana. Ya son 18 minutos antes que en 2014. Así que cojo un poco de fruta en el punto de avituallamiento que hay fuera y me voy para retirar las michilas. Desafortunadamente para retirarla hay una pequeña cola, por lo menos 10 minutos pierdo aqui. Luego me coloco a preparar las cosas al lado de donde tendría luego que dejarla. Recargo bocadillos. Vuelvo a cambiarme de camiseta de manga corta, y de manga larga, me pongo ahora una sudadera bastante más abrigada que la camiseta que llevaba. Por las piernas sentía frío, y me pensé mucho si cambiarme las mallas por las largas. Pero eso suponía quitarme los zapatos, y finalmente me arriesgué a pasar algo de frío por las piernas. Vuelvo a dejar la mochila, y me voy a buscar la puerta de salida del cuartel. Para salir de allí antes que en ninguna de mis participaciones, la 1:29 de la madrugada.

Siguiente meta, la subida a la Ermita y llegada al Avituallamiento de Montejaque. No dejar de Actuar en pequeño, ese es el camino.

El terreno hasta llegar al inicio de la cuesta de la Ermita también es propicio, pero no importan las marcas ni los tiempos. En los 101, no. Ya para mi prevalece llegar en las mejores condiciones posibles a la meta, por lo que ya poco o nada trotaré. Aprovecho para cargar el Garmin durante una media hora dentro de la mochila, esperando que no se pulse ningún botón por equivocación y se pare la grabación del track. A la media hora lo recojo de la mochila y había recuperado su carga en un 75%, por lo que ya estaba seguro de que al menos éste iba a llegar en buenas condiciones a la meta.
Aprovecho para comer y cargar baterías yo también para lo que se avecina. Cuando crees que has pasado todo lo peor y sólo quedan unos 20 kilómetros para terminar, lo que en distancia puede ser poco, en tiempo es una barbaridad. Queda lo más duro de todo, en los 101 es así. Hay que demostrar que eres merecedor de todos los espíritus hasta el final, sin tregua, sin descanso. Cada vez más duro y cada vez más cerca de la gloria y el objetivo. Quedan aún 4 subidas, tan sólo una de ellas corta.

Estando yo en mis pensamientos aproximandome a la cuesta de la Ermita, de repente escucho una voz en un grupo que se me aproxima por detrás y me parece que es la de Pacocrack. Se supone que éste grupo iba por delante de mí, pero luego de unos instantes me doy cuenta de que sí que son ellos. Los debí de adelantar sin darme cuenta, o bien en Setenil, o bien en el Cuartel.
Les saludo e intento acoplarme a su ritmo de marcha. Son Paco, Pepe y Esteban. Acompañados de sus amigos Juan Carlos, Carlos y Mavesa, que han venido a acompañarles en los últimos kilómetros como entrenamiento para Sao Mamede. Por lo visto Paco se encuentra muy perjudicado con dolores por las dos piernas. Aún así cualquiera acaba con él. Van a ser ya 7 participaciones y ningún abandono. De Carpe me dicen que viene más atrás, que está más perjudicado.
Se mueven rápido y tengo que espabilarme bastante para seguirles el ritmo. Cosa que consigo hacer durante unos instantes hasta que llegamos al kilómetro 80 en el inicio de la subida a la Ermita. Al poco de empezar la subida me quedo atrás y poco a poco les voy perdiendo el terreno. La subida se hace muy dura para mí, además por el dolor de los pies, no me encuentro con mucha fuerza para subir bien. Después de un día muy duro, parece que me empiezo a resentir en cuanto a fuerza.


Llego al kilómetro 81. Se trata del kilómetro de la historia del libro homenaje al XX aniversario de los 101 de Ronda, que yo he escrito. Me encanta que sea este kilómetro porque un día entrenando esta subida, viendo lo durísima que era, se me pasaba por la cabeza que era imposible subir por aquí con 80 kilómetros previos a la espalda. Ahora ya se que no es así, que precisamente la dureza de esos kilómetros y el poder que te da haber llegado hasta ahí, es la fuerza que alimenta para poder subir.
Pero además se me viene a la cabeza el epílogo del Coronel Armada, donde al final del libro va relatando cada uno de los espíritus legionarios y su reflejo en la carrera, en la vida y en las historias del libro. Y como en el Espíritu de Combate, refleja mi historia, la del kilómetro 81.


Durante este kilómetro, no se si fueran imaginaciones mías, pero la cuesta se suavizó, tanto que en algún momento pude trotar. Pero una vez pasó la dureza volvió y de qué manera. Cuando parecía que llegaba ya a las cercanias de la Ermita, el desnivel era mayor, y cada vez más duro. Pude ver a mucha gente pasandolo mal por aquí. Incluso un marchador iba con toda una pierna vendada, e impresionaba ver como subía por allí. Era un acicate para no quedarse atrás. Y es que aquí no hay lugar a la condescendencia, hay que ser duro y resistente hasta el final. Es el propio reflejo de la más clara y única verdad, no caben historias ni mentiras. Se trata de una cuesta durísima, unos cuerpos muy cansados y unas almas que son las que tiran de ellos hacia arriba. El que consigue llegar arriba y a la meta llega a la diferencia del que no lo consigue, es el ser cientounero.


Por fin conseguía llegar a los pastos cercanos a la Ermita, quedan unos 300 o 400 metros hasta llegar a ella, casi planos, y para disfrutarlos. Pero en esta ocasion había unos puntitos por alrededor que no dejaban ver bien. Con el destello del frontal se reflejaban y casi no se veía. Parecía polvo, pero el suelo estaba mojado y con mucha hierba. No tenía sentido que fuese ésto. Me dí cuenta de que lo que era es una espesa niebla. Ya no se veía la luna ni nada del cielo.

Cuando llego por fin a la Ermita, veo un grupo de gente grande allí parada. Entre los que está Paco. Le están dando masajes en las piernas porque dice que prácticamente no puede andar. Me quedo por allí con ellos unos instantes y aprovecho para que me pongan réflex en el cuello, porque de llevar la mochila también me duele.
En unos instantes comenzamos la bajada de la Ermita. Muy empinada, pero lo peor es que está empedrada. Y los pies, tal como están en esos momentos, sufren una barbaridad. Son sólo unas 7 u 8 curvas de herradura, pero cuesta un trabajo tremendo llegar hasta abajo. A las 3:18 de la mañana llego al avituallamiento del Cementerio de Montejaque. Ya son 1 hora y 7 minutos de adelanto respecto a 2014. Aún así en las condiciones que estoy veo que será muy difícil hacer menos de 20 horas. entro en el avituallamiento. La verdad que me siento un poco mareado y mal, ya que la subida a la Ermita se me ha hecho muy dura. Mucho más que la vez anterior. Tomo algo de café, recargo, isotónica, fruta,... Cuando me doy cuenta el grupo de Paco ya hace unos minutos que ha salido. Intento no entretenerme más y salgo de allí.

Actuar en Pequeño. Hasta el Puerto de la Muela.

Queda una bajada rápida en otras condiciones. De asfalto, hasta llegar a Benaoján y luego hasta el Río Guadiaro. No veo a nadie a lo lejos por delante mía. Me encuentro débil, la ampolla me duele a rabiar y de nuevo más sólo que la una. Pero de repente y no se por qué, principalmente porque las piernas muscularmente aún tiran, me pongo a trotar en esa suave cuesta abajo. El espíritu de combate o no sé cual, pero empiezo a avanzar más rápido y casi que de nuevo empiezo a encontrarme mejor. El grupo de Paco se empieza a distinguir, y ya muy cerca de la entrada a Benaoján de nuevo me pongo a la altura de ellos. Paco sigue quejándose de dolores en las piernas. Le digo que tengo el Fastum gel en la mochila, que es desketoprofeno, la pomada milagrosa de la legión. Y me dice que cuando paremos en el avituallamiento quiere ponerse un poco para probar a ver si va mejor.


A las 3:47 de la mañana llegamos al avituallamiento, vuelvo a recargar de todo lo posible. Veo que este año no dan gel aquí y me extraña. Justo pasando el avituallamiento Mavesa toma de mi pomada y le da con ella otro masaje a Paco. Se queda el grupo parados un rato haciendo masajes y estiramientos. Como creo que me cogerán enseguida, decido salir ya y tomar algo de delantera. Si no antes en la subida pienso que me cojerán y me volverá a ser difícil seguirles.

Con dificultades en los pies en el tramo de bajada que no era asfaltada, la ampolla explotó y vi las estrellas, llego a la zona de la Estación de Benaoján y cruzo el rio Guadiaro. Por aquí me sorprende que no se ve mucha gente. Cojo el camino a la orilla del río, se me hace más largo de lo que parecía porque pensaba que la subida hacia el cortijo de la Manía empezaba enseguida pero no. Voy detrás, manteniendo la distancia de un grupo de 3 o 4 marchadores. Pienso que Paco y su grupo me va a coger antes de empezar a subir, y me sorprende que no es así. Siempre voy pensando que no quiero llegar a meta mucho más tarde que ellos. En un momento dado, aparecen las indicaciones de tomar el camino a la derecha y comenzar la subida. Los primeros tramos son de zigzageo y bastante duros, con un camino con buen piso sin barro, aunque muy estrecho.

Conforme va avanzando la subida sigue costandome mucho trabajo y se me hace larga, pero en un momento dado puedo adelantar al grupo que me precede. Por delante no se ve nadie y avanzo sin problemas por el estrecho sendero. Pero por detrás se aproxima gente que me alcanzan poco a poco y adelantan. Me sigue sorprendiendo que ninguno sea el grupo de Paco.
Atravesamos un arroyo, y ahora lo que empieza a sorprenderme es que estamos llegando al país del barro y a pesar de las últimas lluvias y a los miedos, no es que se vea mucho barro por aquí, no hay problemas para avanzar.
Ya hace algún tiempo que pasó el kilómetro 90, y por fin se llega al final de la subida. En este punto empieza una fuerte bajada que es donde debería haber más problemas de barro, pero no hay demasiado, lo poco que hay es más pegajoso que otra cosa, y no hay problema tampoco en pisar zonas de hierba. El mayor cuidado que hay que tener es por el dolor de la planta del pie con la ampolla, y por el peligro de doblarse un pie.


Es noche cerrada, y el espectáculo de luces de la gran cantidad de marchadores que hay por aquí es impresionante. Ahora es diferente que hace un rato que parecía que no había nadie, ahora parece que ha salido mucha gente no se sabe bien de dónde. Se ve toda la bajada y un poco más lejos las luces continuan en otra subida que comienza, hasta arriba de una colina donde a lo lejos se ve situado el penúltimo puesto de avituallamiento. El del Cortijo de la Manía. Cuando me acerco a él, y mirando hacia atrás el espectáculo de luces de frontal por detrás mía es totalmente mágico.

Espíritu de la Muerte. El morir en el combate es el mayor honor. No se muere má que una vez. La muerte llega sin dolor y el morir no es tan horrible como parece. Lo más horrible es vivir siendo un cobarde.
La cobardía no tiene cabida en la prueba: El cientounero demuestra su valentía simplemente superando la misma línea de salida.

A éste avituallamiento, llego en 18h29m de tiempo, ya son 1h28m de adelanto, he seguido aumentando tiempo aunque me parecía que iba bastante lento. Por aquí hay otro control de paso, con alfombra para el chip. Hacen también foto, del fogonazo me llevo un susto e incluso el encargado me dice que me coloque de nuevo para hacérmela otra vez.

Queda sólo un poco de subida nada más y el terreno se vuelve a poner bastante favorable, con bastante buen piso tambien. Recuerdo que en 2014 por esta zona ya era de día, pero en estos momentos sigue siendo noche cerrada. La niebla ha seguido presente, incluso en éstos momentos más fuerte que nunca, hay incluso una bajada donde hay que hacer un giro brusco a izquierda, que menos mal que hay un legionario haciendo indicaciones, porque prácticamente no se ve nada a 15 o 20 metros de distancia.
Un par de curvas después empieza la penúltima subida de todas, la del Puerto de la Muela. Estos momentos son de disfrute porque ya te ves que estás muy cerca, sin embargo la subida aunque muy corta era considerable, y quizás aquí era donde tuve el momento de mayor flaqueza de fuerzas. Durante la subida había que hacer varias curvas, y empecé a marearme un poco y a desorientarme. Veía luces por muchos sitios y no sabía por dónde era el recorrido, hubo incluso en alguna ocasión que estuve a punto de irme hacia ellas, saliendome del camino. De repente pensé que tenía que seguir ascendiendo a un sitio más lejano, pero comencé a reorientarme y gracias a que había gente animando me desvié a la derecha en un cruce que ya quedaba cerquísima del último avituallamiento.


Me sentía desfallecer por momentos, y me parecía que iba a tener que pararme y echar por tierra todo el adelanto que había conseguido. Ya sabía seguro que no iba a hacer menos de 20 horas, pero al menos quería hacer menos de 21 y  estaba muy justo. Antes de llegar al avituallamiento, ya no tenía ganas de tomar otro bocadillo. Pero para recuperar fuerzas me tomé un gel y una pieza de barrita de frutas. Aparte enseguida llegué al avituallamiento 20, al último. 19h30m, un poquito más de tiempo adelantado, ahora 1h34m. Seguí comiendo platanos, y le mandé un mensaje a Merche con la foto del último cartel de AV, aun de noche.

La recarga de gasolina que tuve hizo efecto rápido, porque desde éste avituallamiento hasta la meta fue como ir en una nube. Nada más salir del AV consulto mi chuleta, y veo que en 2014 tardé desde aquí hasta la meta 1h10, con lo que ya salen las cuentas. Llegaría en 20h45 mas o menos y tendría aun un colchón, lo cual me alegra un poco porque me lo voy a poder tomar para recrearme y disfrutar bien de los últimos kilómetros.

Enseguida llego al balcón del Puerto de la Muela, empieza a clarear, pero no aún suficiente para que salga bien una foto.

Desde el balcón del Puerto de la Muela se divisa ya toda la Hoya del Tajo, pero con poca visibilidad debido a la niebla. Aun no ha amanecido y con dificultad se divisa un camino que se va empinando poco a poco y que atraviesa hasta salir por el otro extremo de una gran hendidura.

Mientras hago la última bajada ya si hay más luz en todo el entorno, se empieza a ver la espesa niebla. El paisaje es distinto de la primera vez, incluso aún más especial y espectacular. Mucha gente por el sendero, mucha alegría, los marchadores ya empiezan a celebrar la victoria. Pienso que hay también familiares y amigos de muchos de ellos, les felicitan, la emoción es grandísima. Sin saber muy bien cómo ni con qué fuerzas me pongo a hacer breves trotes por los últimos tramos de llano. Recuerdo en 2014 estos tramos acompañado por Rafa y Agustín.

Muy rápidamente el camino empieza a empinarse, primero con suavidad, pero enseguida aparece una auténtica pared.
Actuar en pequeño. Ya será el último de los tramos, la temida y mucho más deseada cuesta del cachondeo. Empiezo a bastonear con fuerza, a buen ritmo. Lejos de pensar en lo que me queda pienso, ahora por fin, en todo lo que ha pasado. Eso me da aún más fuerzas. Se suaviza un poco la subida. Enfrente se muestra majestuosa toda la pared del Tajo de Ronda, maravillosa. Mirando hacia abajo se ve el reguero de marchadores, a punto de cumplir su sueño.

Al pasar cerca del Tajo ya hay algo más de claridad, aunque casi no se ven las casas, la niebla tan sólo permite ver una fantasmagórica silueta del puente. La vista es espectacular.


Un esfuerzo más, un paso más. Vuelve a endurecerse el camino, pero ya me encuentro muy cerca de donde se hacen las típicas fotos con el Tajo por detrás. Empiezo a pensar en un imperdible con un caracolillo que dejó Merche en una alambrada, con el encargo para mí de recogerlo cuando llegara hasta aquí. Empiezo a buscar, pero me ando un poco despistado. Era al lado de un árbol. Más adelante. Finalmente lo encuentro, está bastante a la vista para que lo viese bien.


Me hago el selfie con el Tajo y sigo hacia adelante. El siguiente tramo también se hace duro, ya será el último. Además del desnivel, las piedras hacen mucho daño en los pies. Pero las ganas de llegar a meta y la emoción de haber superado todo hasta llegar hasta aquí es tan grande que se saltan las lágrimas. Enseguida se suaviza y ya entro en la zona de casas. Se ve la pancarta con el último espíritu legionario:

La Bandera de la Legión. Será la más gloriosa. Porque la teñirá la sangre de sus legionarios.
Cada cientounero hace de la prueba una demostración de valía y orgullo. La gloria crece con cada participación.


Al entrar donde están las primeras casas de Ronda, vuelvo a llamar a casa como aquella primera vez. La emoción es grande, pero no es tanta como entonces, ya incluso puedo hablar. Lo mejor está aún por llegar.
Paso al lado de la Puerta de Almocábar, ya estamos dentro de zona de asfalto, aunque sigue la cuesta arriba. Pliego los bastones para preparar el final de fiesta. En cuanto finalice el tramo de pendiente estoy deseando ponerme a trotar.

Paso las calles donde hace tres años me fundí con el amigo Espi en un fuerte abrazo. Ahora hay poca gente, nadie conocido pero todos te saludan, te dan la enhorabuena. El reconocimiento de las gentes de Ronda es brutal, es una de las cosas que caracteriza a esta prueba. Sin pensarmelo mucho más empiezo a trotar, casi por inercia. Las piernas muscularmente aún me permiten este esfuerzo, los pies no, pero más que trotar en estos momentos se pierde el contacto con el suelo, se vuela. No se siente para nada ese dolor de pies, como si no estuvieran. A diferencia de las otras ascensiones de la carrera, ésta última es la que más rápida se me ha pasado.

Sigo avanzando adelantando marchadores, grandes grupos de ellos. Empiezo a cruzar el Puente Nuevo, cuando voy por la mitad oigo que me llaman. Paro y doy la vuelta y me doy cuenta que están ahí Pepe y Esteban, también andando como los demás hacia la meta. Les saludo y continúo mi camino, quiero acabar esta prueba entrando yo sólo, como he hecho el 80% de ella. Todo el tiempo sacando todas las ganas, fuerza, inspiracion, del interior.

En ese momento miro hacia la derecha desde arriba del puente y veo una imagen espectacular. El disco solar se ve completamente abriendose paso entre briznas de niebla que quedan por debajo del puente.

De repente el disco solar aparece por el otro extremo, detras de las casas y barre las últimas briznas de niebla. Todo el cuadro queda finalmente radiante y esplendoroso de luz.

En ese momento justo es cuando soy consciente de que las imágenes que tenía en la cabeza de cómo era la llegada de los 101, se han hecho realidad. Es un regalo magnífico, como una recompensa a tanto esfuerzo. Como también lo es haber terminado los 101 kms por segunda vez. Que no hubiese quedado una sola finalización, como una simple anecdota en mi vida. Y por encima de todo, de una forma tan brillante.

PENSAR A LO GRANDE. ACTUAR EN PEQUEÑO.

Esa es la manera de conseguir ésto y cualquier cosa que imaginemos que creemos que no podemos abarcar.

Sigo con mi trote por las calles de Ronda. Ya nada duele, no hay ningún cansancio, por lo que no hay motivos para parar hasta llegar al arco de meta. Durante estos últimos minutos recuerdo lo que va a terminar siendo para mí una espectacular carrera, para nada prevista ni esperada. Los primeros momentos de dudas, de no saber con quien ir, de empezar a encontrarme muy descolgado. Los momentos de convencerme de sacar las fuerzas de mí mismo, de mirar hacia adentro. Desde ahí empezar una buena remontada, de recuperar mucho tiempo perdido y convertirlo en tiempo ganado. Resistir cuando comenzaron los problemas, hasta hacer la llegada a meta soñada. En la que seguramente es mi mejor carrera de ultrafondo, en la que mejores sensaciones he tenido, y que ésto ocurra además aquí, en "la Madre de todas las carreras".



Brazos al cielo al cruzar la meta. Busco la cámara donde me estará viendo la familia en la página web, pero no la encuentro. El legionario me sella el pasaporte y me ponen la medalla. Dá lástima que no sea un ladrillo, pero la medalla con el escudo de la Legión es espectacular.
Y como sorpresa final, los abrazos y enhorabuena del Coronel Armada en persona. Que parece que ha estado toda la noche allí saludando uno a uno a todos los que iban llegando.




Al final 20h35m33s, 1h38m menos que la vez que lo finalicé en 2014, y un tiempo bastante mejor que cualquiera que me hubiera imaginado antes. Incluso por puestos, la mejor carrera de Ultrafondo de todas las que he hecho en mi vida. Hasta para sorpresa final, la guinda. Después de tener miedo de llegar varias horas después de los compañeros de casa, finalmente llegué antes que todos excepto el máquina de Francis.

Todos los hombres legionarios son bravos. Cada nación tiene fama de bravura. Aquí es preciso demostrar qué pueblo es el más valiente.
Todo esfuerzo cuenta. No importa el tiempo, importa el cómo, importa alcanzar el objetivo con bravura y valentía. A lo largo de la carrera se palpa ese ambiente. Son todos "héroes".

A lo largo de esta extensa crónica, aparecen citas del epílogo del libro del XX Aniversario de los 101 de Ronda, escritas por el Coronel Jefe del 4º Tercio, Ramón Armada Vázquez.
Aparece en negrita el texto de la cita principal del Credo, la siguiente frase su desarrollo. Estos eran los textos que todos los participantes nos encontrábamos en grandes murales desperdigados por los avituallamientos de la prueba.
La frase final de cada cita, corresponde con la interpretación del Coronel, que aparece en el libro, referido a lo que quiere decir esa frase del Credo, tanto en relación a la carrera como en la vida misma.
Como también finaliza el Coronel en el epílogo de su libro:
Así, la carrera es una demostración de la vigencia de los espíritus escritos en 1920, y de que los mismos no son exclusivos de la legión, pues existen y viven entre los cientouneros; espíritus que sería deseable fueran compartidos por el resto de la sociedad. Manos a la obra pues y demos ejemplo a los que nos rodean.

Muchas gracias por todos los animos recibidos, todos los mensajes recogidos, las llamadas recibidas. Especialmente a mi familia, a los amigos Segundo, Pepe, Rafael, Espi.
 
Lista de reproducción con todos los videos tomados en la carrera

lunes, 15 de mayo de 2017

20º 101 Kms de Ronda. Empate conseguido



Parece mentira que quizás la vez que llegaba a Ronda con menos motivación, pudiera salir una carrera casi casi perfecta. Que no lo ha sido por una buena ampolla en el pie derecho.

Pero en ningún caso me hubiera imaginado que la ampolla fuera a aparecer tan tarde y en un sólo pie. Que muscularmente tuviera piernas hasta el final de carrera, nada más hay que ver el video de los últimos 3 minutos de la prueba. Una grandísima alegría porque hacer menos de 21 horas para mi nivel está muy pero que muy bien. Reventado de felicidad. Mejorando en 1h40m el tiempo de la única vez que la he completado.

Ahora ya llevo 2 finalizaciones y 2 abandonos; pero no me esperaba que fuera a conseguir esta remontada de manera tan brillante.




Poco a poco iremos preparando la crónica. Espero que no se olvide nada

jueves, 11 de mayo de 2017

Semana 0 Ronda 101



Llegamos a la ultima semana de carrera. Los últimos días de lluvia están sirviendo para pensar y preocuparse con otras cosas que no son los propios dolores y molestias.
En cuanto a los entrenamientos tan sólo un par de ellos muy cortos, para principalmente no perder contacto y mantener la forma.

Martes, 9 de mayo: 35' CC (6 kms)
Carrera suave

Jueves, 11 de mayo: 25' CC + 3 rectas (4,6 kms)
Carrera suave previa a los 101 de Ronda

Por lo demás mochilas casi preparadas. Aqui se puede ver lo que llevaré.
Encima llevo la riñonera habitual con los dos botes, y además una mochila que no es de trail, sin bolsa de agua, para las cosas que pueden ser necesarias en cualquier momento pero no hay que tener más a mano. Además dejaré una mochila en Setenil (principalmente para coger los bastones) y otra en el Cuartel. En las dos para posible necesidad de cambiar ropa o zapatos. Dejaré también algo de comida.

Espero tener suerte y sobre todo pasar un buen día disfrutando. Contando las 3 veces anteriores que ya he ido a Ronda puede que esta sea en la que me encuentro menos motivado. Espero a ver si la motivación aparece allí, ya el día de la presentación del libro del 20 aniversario tuve un buen subidón. Espero de dentro de mí y de este 20 aniversario tan especial, me salgan las fuerzas suficientes y cabeza. Primero para solucionar los problemas que se vayan presentando, y luego para poder sobrellevarlos hasta la meta.
Será el momento de pensar a lo grande y actuar en pequeño.

Vuelvo a recordar el decálogo del amigo Hacha Vikinga, grabado a fuego:
"1.- Sentaros a pensar lo duro que habéis entrenado hasta ahora, sobre todo , en los duros momentos que habéis superado, asi los tendréis frescos en lo duro.
2.- Preocuparos de ser buena gente, asi es más fácil enfrentarte a ti mismo.
3.- Piensa en todos los compañeros que sufren por no haber tenido plaza, no puedes defraudarlos.
4.- Piensa en todas esas personas que te quieren, desde este mundo o el otro y en su felicidad cuando te vean terminar.
5.- Piensa en las personas que sufren enfermedades y han de ser fuertes, debemos ser un ejemplo para ellos.
6.- Cuando llegue tu peor momento mira detrás tuya, busca a un compañero que sufra más que tu, dale ánimos, empujalo, con eso renacerán las fuerzas en ti.
7.- Recuerda que si llegaste hasta aquí es porque eres un elegido y tienes una importante misión que cumplir, no lo olvides.
8.- El sufrimiento es algo que por duro que sea se olvida, la gloria es eterna.
9.- Tienes una goma de borrar en el culo que borra el camino detrás de ti, por eso NO PUEDES VOLVERTE, ASÍ QUE ADELANTEEEEEE.
10.- Disfruta cada segundo, tendrás mucho que contar durante muchos años, así que DISFRUTAAAAAAA. A TOPEEEEEEE."

Y por ultimo, en la aplicación para móviles Now Run, hay un seguimiento de la prueba. Mi dorsal es el 3205. Creo que se podrá ver por donde voy.

Semana -1 Ronda 101

Penultima semana de entrenamientos y bajando el kilometraje. Ya sin ninguna tirada larga de caco, haciendo los ultimos kilómetros intentando no tener ninguna complicación que arruine la carrera.
4 sesiones con dos tiradas intermedias y dos más cortas.

Lunes, 1 de mayo: 35' CC + 45' caco + 15' CC (14 kms)
Salgo para hacer carrera continua unos 14 kms y en el recorrido me encuentro en el puente romano a Carmen, Carpe, Cris,...haciendo caco. Les acompaño hasta la entrada en Tomares, donde finalizo con 15' mas de carrera continua.

Miércoles, 3 de mayo: 55' CC (9,4 kms)
Mas calor que otros dias, Carrera contiua a ritmo suave durante casi una hora.


Sábado, 6 de mayo: 90' CC (15 kms)
90' de carrera suave para terminar con los entrenamientos principales.
Domingo, 7 de mayo: 40' CC (6,5 kms)
Completando semana de entrenamiento con una carrera de pocos kilometros pero terreno de trail.

Para la ultima semana, unos muy pocos kilometros de trote previstos y ya hacer mochilas y esperar el dia de la carrera.

viernes, 5 de mayo de 2017

Presentación libro conmemorativo XX Edición de los 101 kilómetros de Ronda

Ayer estuve junto con Merche, en la presentación del libro conmemorativo de la XX edición de los 101 kilómetros de Ronda. Un libro que cualquier cientounero o simpatizante de la carrera debería de poseer.

El título del libro es:

Ronda 101 - XX Edicion. La mítica carrera de La Legión a través de 101 historias contadas por sus protagonistas.


Y es que el pasado mes de diciembre, como muchos otros, recibí un correo electrónico animándome a escribir una historia para colaborar con éste libro. La idea me encantó y me puse manos a la obra. De mis vivencias a lo largo de 3 participaciones en la prueba, con éxito en una de ellas, y con menos éxito en las otras dos, aunque éxito en general en cualquiera de ellas, porque la participación en esta, como me gusta decir, experiencia vital, te deja positivamente marcado, cualquiera que sea el resultado.

Al final, el resultado de mi historia escrita y de correcciones hechas por el autor y recopilador de textos, Mateo Cabello, es el kilómetro 81 del libro (cada historia está imaginariamente situada en un kilómetro de la prueba). Me encanta esta situación, creo que si me hubieran dado a elegir, hubiera elegido un lugar muy parecido. Justo cuando empieza la Subida a la Ermita de Montejaque. Lugar donde pienso yo que se demuestran más los valores necesarios para superar esta prueba.
Antes de nunca participar, haciendo un entrenamiento por esta zona, al ver la dureza de la subida, pensé que cómo sería la sensacion de pasar por ese mismo sitio después de 80 kilómetros en las piernas. Pensamiento ese que te hace marear, y que tuve la oportunidad de descubrir en persona en la edición de 2014. Y precisamente mi kilómetro del libro es el 81.

El acto fue en el Salón de Grados de la Real Maestranza de Caballería de Ronda. Lugar imponente, pero digno testigo de una presentación que me sorprendió y me encantó por lo emotiva que fue. Allí estuvieron el Jefe de la Brigada de la Legión, el Coronel del Tercio de Ronda, el Director General del Consejo Superior de Deportes, el Diseñador del libro, Nacho; y el autor, Mateo Cabello.

Aquí un video de Nacho, explicando el singular y original diseño creado para el libro:


Muy bonitos y entrañables cada uno de los discursos que dieron cada uno de ellos.

Luego, después de la presentación, nos invitaron a una copa y un coctel en la residencia de militares. Donde fue lo más sorprendente de todo, cuando muchos de los que hemos colaborado con el libro, además del diseñador y autor; nos hacíamos dedicatorias mutuas en los libros de cada uno. Fue una sensación muy extraña ponerme a firmar y a dedicar muchos libros. Era como un coleccionable de firmas.  Unos buscando la firma de un capítulo y otros de otro.

La verdad que ha sido un maravilloso preludio una semana antes de la carrera, para poner un poco los pelos de punta y recargar la temperatura de las ganas, que estaban un poco frías.
Además de una estupenda ocasion para conocer en persona a muy buena gente que aún no conocía, como Hacha Vikinga, Chema Maal y Chito. Además de a Mateo y Nacho.

Para acabar el día de excursión, estuvimos dando un paseo por la cuesta del cachondeo.















Dejo aqui un enlace para ver la historia que aparece en el libro como kilómetro 81:
https://drive.google.com/file/d/0BymxjKgQMl6HTXNBeVkzS1dFaGs/view?usp=sharing

Como he dicho antes, la historia fue recortada y preparada un poco por necesidades de espacio. El texto original que yo escribí fue éste:
https://drive.google.com/file/d/0BymxjKgQMl6HTVp4SzliNWFGV1k/view?usp=sharing