martes, 25 de octubre de 2022

34 Carrera Nocturna del Guadalquivir

Después de un veranito muy malo en cuanto a correr, finalmente me veo volviendo a esta carrera después de tres años de no participar en ella y bastante contento de haber participado ya que he estado (y aún lo estoy) bastante cerca de que pueda llegar el final de esto.

Desde hace mucho tiempo tango la espalda fastidiada con hernia de disco, muchas veces me han dicho traumatólogos que no debía de correr, pero para mi es imposible dejar esto. Y entre muchos dolores, épocas de estar mejor y otras peor, durante los últimos años he podido hacer maratones, carreras de ultrafondo, de 100 kms, subir al Veleta...  Además de otras carreras más pequeñas pero todo han sido experiencias maravillosas que para mí se quedan, todo ha merecido la pena. La largura de una vida se escapa del control de uno, pero no la anchura. Y yo hace ya tiempo que decidí que quería tener una vida ancha.

A principios del pasado julio me dieron un par de crisis en la espalda, la primera se me solucionó con una inyección de antiinflamatorios en el hospital como otras muchas veces, pero la segunda, ya no. Unido a eso, a mis molestias continuas en el glúteo derecho desde hace más de un par de años y a que hace ya tiempo que no me veían el estado de la espalda, decidí ir al traumatólogo que me pidió una resonancia de la zona lumbar y otra de la pelvis.

El resultado, bastante complicado de poner por aquí por escrito, era que la espalda está hecha un desastre, ahora me aparecen 2 hernias L4-L5 se une a la que ya tenía L5-S1, aparte de otras cuantas cosas más. El dolor del glúteo casi continuo parece como un reflejo de esos problemas por el nervio ciático. Pero lo peor es el fuerte dolor en la zona lumbar, que al flexionar para sentarme o levantarme, me deja como paralizado unos cuantos segundos. Y para terminar el cuadro la sensación de hormigueo en el pie derecho, sensación que durante estos últimos años no había tenido.

La paradoja es que cuando ando o corro no me molesta. Aunque está claro que le hace daño a la espalda porque horas después estoy algo peor. Cuando vio el resultado de la resonancia el traumatólogo ya empezó con la cantinela de que no corriera. Me habló de la posibilidad de operar, pero hasta llegar a eso probar tratamiento de fisioterapia y también me habló de un tratamiento que es así como quemar o neutralizar los nervios.

Está claro que tenía que parar. Al principio lo pasé mal porque mi vida necesita del tiempo de calzarse las zapatillas y salir a disfrutar, pero luego fiel a la máxima de pensar a lo grande y actuar en pequeño, y sabiendo que no me voy a rendir, me lo tomé como un descanso inmediato pero que poco a poco iba a ir intentando volver aunque fuera a correr pocas distancias y para disfrute personal, aunque ya no pudiera participar en carreras largas.

Y así me he estado todo el verano prácticamente dando paseos pero sin correr, salvo un par de veces que intenté y que no fue muy bien. Y aparte tomando fuerte medicación. Antiinflamatorio y analgésico tipo mórfico. Eso unido a sesiones de magnetoterapia y de fisio con diatermia que me estuve dando en el mes de septiembre, poco a poco ha ido haciendo que ya casi he dejado la medicación y aunque con molestias que no se van del todo y con el hormigueo que tampoco se va pero que ya es más intermitente. Desde el mes de septiembre también he estado yendo a correr 2 o 3 días a la semana, pero haciendo caco. Al principio mucho más caminando que corriendo, pero ahora, aunque sin dejar el caco ya hago bastante más corriendo que andando. Sesiones de no mas de una hora y pocos kilómetros.

Normalmente me estoy encontrando bien, alguna vez si me noto un poco peor, entonces acudo al calor de la manta térmica y sí que noto mejoría. También he empezado a intentar adelgazar. Si pudiera conseguir pesar unos 8 o 10 kilos menos. Otra cosa que poco a poco tengo que ir metiendo son ejercicios de fortalecimiento de glúteos que me mandó Sandra la podóloga.

Yo ya tenía fuera de mi cabeza la participación en ninguna carrera, incluso el año que viene olvidarme del Maratón. Pero si más o menos estaba corriendo y andando y me estaba yendo bien, y estando la Carrera Nocturna ya ahí mismo, pensé que por qué no participar. Una carrera en la que es muy dificil correr y que muchas veces hay que echarse a andar por la gran cantidad de gente. Es ideal para lo que estoy haciendo ahora. Así que de repente me entraron muchas ganas de apuntarme. Estos pensamientos los tuve un dia durante uno de estos entrenamientos y que me estaba encontrando muy bien. Justo en ese momento en que mi cabeza estaba es eso, me tropecé y me caí, haciéndome algunos rasguños y un poco de más daño en la rodilla derecha que ya me destrocé hace ahora 2 años en otra caída.

Pero vamos, nada suficiente para cancelar esos planes, sino más bien otro lugar en el que poner el foco, con lo que también ha ayudado a quitar el foco de la espalda.

Finalmente me apunté a la carrera, así que llegaba una Nocturna muy especial, con una sensación de que más de un comienzo de una nueva temporada, un final de una buena época de correr.


Respecto a la crónica de la carrera, no hubo mucho que destacar. Comienzo a ritmo muy muy lento, teniendo cuidado de no tropezar con nadie, que era bastante complicado y con algo de miedo porque de seguido no había llegado en los días previos ni a dos kilómetros. Pensé en seguir hasta la subida del paso subterráneo de la calle Arjona, y allí me tome unos metros de descanso, pero en cuanto subí ya cogí de nuevo un ritmo más continuo.

Me vi con ganas y ya me hice por completa de seguido toda la calle Torneo, y al entrar en la ronda no paré hasta llegar al avituallamiento que estaba sobre el kilómetro 4,5. Ahí anduve otro poco para beber unos sorbos de agua, y entre la que me tiré encima yo mismo y la que me tiraron los demás, acabé empapado.

Luego de nuevo en marcha y ya no me paré hasta llegar a meta, e incluso en este último tramo y casi sin darme cuenta apreté el ritmo. De ir próximo a los 7' el kilómetro al principio a acabar prácticamente en 6. Me encontraba bastante bien, y el miedo era resentirme de la espalda. Llegué a meta esprintando un poco y no resultó un mal tiempo final, 56'33" yo iba pensando que iba a hacer más de una hora y no quedó del todo mal.


Al final disfruté de la carrera y después noté más dolor de espalda de lo habitual, aunque con calor me pudo mejorar bastante. La verdad es que estas carreritas donde hay mucha gente que se echa a andar, puedo pasar buenos ratos para quitar el gusanillo en el futuro.